El Valladolid no ha tenido paciencia con Onésimo, y es que el entrenador que llegó para sustituir a Medilibar no ha conseguido salvar al equipo, con tan solo una victoria y una afición en contra del equipo, Onésimo acaba su primer viaje por la primera división con más pena que gloria, aunque hay que decir que no es toda la culpa suya, puesto que los jugadores no han dado la talla y por desgracia, alguno están más pendientes de salir de fiesta que de jugar al fútbol.
Onésimo llegó con toda la ilusión del mundo a ser entrenador del primer equipo, además confiaba en sus posibilidades, pero se ha dado cuenta que ser entrenador del primer equipo no es tan fácil, que los jugadores tienen en la cabeza algo más que fútbol, y que los resultados, como él sabía, son los que acaban dictando sentencia.
El problema del Valladolid no es el entrenador, sino la plantilla, no solo le falta calidad en muchas partes del campo, sino que también intensidad, porque no saben presionar como le pedía en su día Mendilibar, al que le gusta que su equipo vaya arriba a por el balón y la defensa este adelantada, ni mucho menos tocar el esférico como pedía Onésimo, veremos quien pilla las riendas del equipo, pero está claro que tiene una misión imposible salvar al Valladolid las ocho jornada que quedan.
