Los que lleváis siguiendo este blog desde hace tiempo, ya sabréis que soy fan declarado del cine de terror y hacía tiempo que quería homenajear al género como es debido. “Lo que nos da miedo” pretende ser un ciclo (ya avanzo que largo) que repase la historia del cine de terror no a lo largo de los años, sinó a lo largo de subgéneros, mitos y temáticas recurrentes que han dado pie a un sinfín de clásicos del terror.
De la misma forma que la sociedad ha cambiado a pasos agigantados en el último siglo, el cine también lo ha hecho y, evidentemente, lo que daba miedo a la gente de hace 80 años no es lo mismo que nos da miedo hoy en día.
Echando la vista atrás, el primer gran icono del cine de terror es el vampiro, personado principalmente por la figura del Conde Drácula que tantas leyendas dejó en Transylvania. La primera película sobre el vampiro por excelencia es Nosferatu, el vampiro (F.W. Murnau, 1922), primera adaptación de la novela de Bram Stoker al cine con el handicap de que no tenían los derechos de la susodicha novela y, por esto, el Conde Drácula interpretado por Max Schreck se llamaba Conde Orlok.












