Si tuviéramos que hablar de los sabores con los que se quedaron el Real Madrid y el Barcelona después del partido de anoche, podríamos decir que tuvieron sabores agridulces e indifirentes.
El primer sabor sería para Mourinho y sus jugadores, porque después de tener el partido perdido, y prácticamente pensando en no caer goleados, otra vez, ante el Barcelona, consiguió empatar y tener dos oportunidades importantes para conseguir remontar y ganar los tres puntos. También la sensación viene por la expulsión de Albiol, cuando los jugadores blancos reclamaron la segunda de Adriano pocos segundos antes por un agarrón a Cristiano Ronaldo y la posterior tarjeta a Daniel Alves por derribar a Marcelo.
El sabor del Barcelona es de indiferencia, porque es una jornada más y la distancia la mantiene, para ellos el empate es otro resultado porque salen victoriosos del primer duelo y prácticamente con el título en el bolsillo, aunque podían haber hecho algo más en ataque y dejar el equipo blanco muy tocado de cara a los próximos tres enfrentamientos.