
Las relaciones entre cine y teatro siempre han sido muy estrechas. El arte del celuloide lo tenía fácil para inspirarse en el teatro, la ópera, e incluso las demás artes plásticas para la composición de planos, ya que eran la única referencia posible a un lenguaje tan nuevo como lo fue el cine en sus inicios. En el caso del teatro, pues, sencillamente, se toma prácticamente el pie de la letra una obra teatral y listo, ya está solucionado el peliagudo asunto del guión, lo que no es poco.
A mi en principio me gusta el teatro dentro del cine, aunque bien es verdad que, a veces, los directores se ciñen tanto a la escenografía que parecen exigir las obras, que no hay diferencia entre un medio y el otro, entre cine y teatro.















