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Valverde y su Villareal también lo pasan mal en la Copa del Rey

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villareal puertollano

Dicen que cuando un equipo está decaído, que la suerte no le acompaña, que todo está en su contra, no hay nada que le venga bien, pues eso es lo que tuvo que pensar anoche Ernesto Valverde después del partido de ida de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey, puesto que el Villareal llegaba a jugar con el Puertollano con la moral por las «nubes» después de conseguir la primera victoria en liga ante el Málaga, pero con el miedo que una derrota le pudiera hundir un poco más.

El conjunto de Valverde salió al campo con un equipo plagado de titulares, no especuló con el resultado como hacen muchos conjuntos de primera división, y la primera oportunidad la tuvieron ellos y se fue al larguero, mucho hubiera cambiado las cosas si hubieran estado más acertado, porque quizás los fallos de Gonzalo Rodríguez, más nervioso que de costumbre, no se hubiesen provocado, entre otras cosas los locales estaban un tanto despitados, pero al marcar se vinieron arriba.

Otra de las cosas que le pasa al Villareal es la falta de pegada, pero creo que hacen a los porteros rivales internacionales, porque casi todos los disparos van al cuerpo, suerte que Pires estaba allí para regalarse un gol el día de su cumpleaños y que el empate fuera un mal menor.

Octavos de final de la Champions League Femenina

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Octavos de final de la Champions League Femenina

El Montpellier Hérault y el Brodby han conseguido pasar a octavos de final de la UEFA Champions League Femenina. Sin embargo, nuestras chicas del Rayo Vallecano pagaron la novatada y no consiguieron vencer al Rossiyanka en ninguno de los dos encuentros, aunque por otra parte hay que considerar el gran esfuerzo y entrega que hicieron por dar la vuelta a la eliminatoria.

El vigente campeón de europa, el FCR 2001 Duisburg no falló y aplastó por 11 -4 al WFC Universitet Vitebsk con cinco goles de Inka Grings. También vencieron el FCC Trubine Potsdam, Umea IK y Arsenal. De los favoritos, el Montpellier fue el que más problema tuvo frente al Standard de Lieja. Las francesas finalmente se impusieron 3 – 1 con dos goles en un suspiro y pasaron la eliminatoria.

Cabe destacar el gran partido del Brondby frente al AZ Alkmaar.A los pocos instantes del final, Nanna Cristiansen metió un gol que les dió el pase a las danesas. También pasaron el Roa IL tras un partido épico frente al Everton que casi les da un disgusto ya que se quedaron cerca de remontar a las noruegas. El Roa jugará contra el Zvezda 2005 los octavos.

La verdad que sorpresas hubo pocas, pero de las que más llamaron la atención fue la remontada en el marcador final del Sparta de Praga al Alma KTZH de Kazajistán por 2 – 1. Ahora jugarán frente a las inglesas del Arsenal. El SV Neulengbach perdió en su casa ante el RTP Unia Raciborz pero ganó en el global.

Durante el 4 al 11 de Noviembre se jugarán los octavos donde se enfrentaran:

  • FCR 2001 Duisburg – Linkopings
  • WFC Rossiyanka – Umea Ik
  • Montpellier Hérault – Bayern Múnich
  • Fortuna Hiorring – Olympique de Lyon
  • FFC Turbine Potsdam – Brondby
  • SV Neulengbach – ASD Torres Calcio
  • Sparta Praga – Arsenal
  • Roa IL – Zvezda 2005

Resucitando a los monstruos

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Ayer podíamos leer en Digital Spy un extracto de la entrevista a Ridley Scott publicada en la revista británica Empire, en la que el director habla sobre la precuela de Alien que se está gestando de cara al 2011.

«Será una caja de sorpresas», declara Scott. También dice que la hoja de ruta está hecha y ya estan trabajando en el guión, a cargo del semidesconocido Jon Spaiths. Ah, y añade que «la precuela se situará 30 años antes que el film original», algo que personalmente no encuentro relevante, dado que la ubicación temporal de Alien tampoco es precisamente clara.

También tengo que añadir que se me hace raro ver una peli de Alien sin Ellen Ripley, del mismo modo que me parecería horrendo que en esta precuela apareciera Ellen Ripley. Me se entiende?

Ridley Scott y Sigourney Weaver en 'Alien' original
Ridley Scott y Sigourney Weaver en 'Alien' original

Sea como sea, el proyecto de resucitar al Alien, después de matarlo y mearse en su cadáver con los dos pifostios de Alien vs. Predator, va cogiendo forma.

Algo parecido pasa con la saga del Predator, la cual vuelve a la vida en 2010 con una película producida por Robert Rodríguez y con Adrien Brody, Topher Grace y Danny Trejo encabezando el reparto de una película que promete un montón de espectáculo y hostia como panes.

Royston Drenthe
Royston Drenthe

‘Ágora’, el traje grande de Amenábar

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Ágora es la superproducción más cara de la historia del cine europeo y tenía que dirigirla uno de los directores más prolíficos del cine europeo: Alejandro Amenábar, quién sin duda tiene un talento que va bastante más allá que el del resto de cineastas que corren por aquí.

El problema, pero, es que realmente no era necesario hacer de Ágora una superproducción, porque en realidad se trata de una película intimista que se desarrolla bién en espacios cerrados y centrándose en un personaje protagonista indiscutible como es Hipatia (Rachel Weisz).

No obstante, no sé si Amenábar o quién, pero alguien se ha empeñado en hacer esta película a lo grande y se ha equivocado, porque han convertido este film en un soberano coñazo.

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El caso es que la película funciona mientras Hipatia investiga una teoría sobre el movimiento de los planetas, convirtiendo Ágora en un thriller científico genuino y original, con un propósito claro. Las pocas escenas relacionadas con dicha investigación son de un gran calibre artístico. Amenábar disfruta con ello y se nota.

Pero luego, a saber por qué, el film empieza a bajar en picado, entra el cansino tema del fanatismo cristiano y hace aflorar la mala leche del público; porque esto ya no es nuevo y porque está tratado de una forma súmamente tópica.

Además, esta condición de película grande que no va con Amenábar y hace pierda el hilo de sus personajes, dibujados todos ellos un poco a la remanguillé. Incluso Hipatia. El personaje que interpreta tímidamente Rachel Weisz no es lo memorable que debería ser, no se explotan sus posibilidades y se descompone del todo con la relación amor-odio que le pintan con su esclavo, Davos. Es decir, se trata de una mujer que llega a ver que comprende mejor la ciencia que a los seres humanos, y aunque es algo que se deja ver, también es una característica la mar de interesante se olvida tan pronto como se plantea.

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Por todo eso, creo que Ágora es un traje que le viene grande a Amenábar, que no ha sabido hacerse a su medida. Aún así, sigo creyendo que es el mejor director de nuestro cine y espero que aprenda de este pequeño tropiezo (porque vamos a ver, es su peor película, sí, pero no un fracaso) y vuelva a deleitarnos como sólo él sabe con la próxima.

Frank Lloyd Wright en el Guggenheim

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Guggenheim

Este año se celebra el 50 aniversario del Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York, el cual fue diseñado por Frank Lloyd Wright. Por ello,  el Museo Guggenheim Bilbao ha decido unirse a esta especial celebración organizando desde ayer,  día 29 de octubre, una exposición a cerca del arquitecto que hzo posible el conocido museo de Nueva York y otras tantas grandes obras de la arquitectura.

Lo importante de esta muestra es que es la más exhaustiva y amplia que hasta ahora se le ha dedicado a Llody Wright, eminencia de la arquitectura, en nuestro viejo continente. Esta exposición cuenta con todo tipo de soportes en los que se refleja la obra del arquitecto; desde maquetas, fotografías, dibujos, libros y demás, los cuales  han sido convenientemente colocados para el disfrute del público, y estarán visibles hasta el próximo 14 de febrero de 2010.

"La mujer ante el espejo: un reflejo" por Virginia Wolf

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"La mujer ante el espejo: un reflejo" por Virginia Wolf 1Igual que tomamos vitaminas en los cambios de tiempo, también es bueno leer a Virginia Wolf.

La gente no debería dejar espejos colgados en las habitaciones, como tampoco debería dejar abiertos talonarios de cheques o cartas en las que se confiese algún horrible delito. Era imposible no mirar, aquella tarde de verano, el gran espejo que había fuera, en el vestíbulo. El azar así lo había dispuesto. Desde las profundidades del sofá, en la sala de estar, se veía reflejado en el espejo italiano no sólo la mesa de mármol que había enfrente, sino también un trozo de jardín. Se veía un largo sendero de hierba que discurría entre macizos de altas flores hasta que el marco dorado del espejo lo cortaba en una esquina.

La casa estaba vacía y te sentías, puesto que eras la única persona que había en la sala de estar, como uno de esos naturalistas que, cubiertos de hierba y hojas, permanece agazapado para observar a los animales más tímidos —como el tejón, la nutria o el martín pescador— que merodean libremente por los alrededores sin ser vistos. Esa tarde la habitación estaba llena de criaturas así de tímidas, de luces y sombras, cortinas ondeando, pétalos cayendo…, cosas que nunca ocurren, al parecer, cuando alguien mira. La vieja y silenciosa estancia campestre, con sus alfombras, su chimenea de piedra, sus librerías empotradas y sus escritorios lacados en rojo y oro, estaba llena de criaturas nocturnas como éstas.

Llegaban haciendo piruetas, caminando delicadamente de puntillas con las colas en abanico y picoteando con sus picos insinuantes, como grullas o bandadas de elegantes flamencos que hubiesen perdido su color rosado, o como pavos reales con las colas veteadas de plata. Y había también sombríos resplandores y oscurecimientos, como si una sepia tiñese súbitamente el aire de púrpura; y la sala tenía sus pasiones y furias y envidias y penas, que la acechaban y la cubrían como un ser humano. Nada permanecía igual durante más de dos segundos.

Pero, fuera, el espejo reflejaba la mesa del vestíbulo, los girasoles y el jardín con tanta nitidez y tan fijamente que parecían atrapados de manera irremediable en su propia realidad. Era un contraste extraño: todo fugacidad aquí, todo quietud allá. Resultaba imposible evitar que la mirada saltase de una cosa a otra. Además, como todas las puertas y ventanas estaban abiertas al calor, había un constante suspiro interrumpido, la voz de lo transitorio y lo perecedero, que iba y venía como el aliento humano, mientras en el espejo las cosas habían dejado de respirar y permanecían inmóviles en el éxtasis de la inmortalidad.

Hacía media hora que la señora de la casa, Isabella Tyson, había recorrido el sendero con un ligero vestido de verano, su cesta, y había desaparecido, cortada por el marco dorado del espejo. Era de suponer que había ido a por flores a la parte baja del jardín; o, como parecía más natural, a cortar una planta ligera y fantástica y frondosa y trepadora, una clemátide, o uno de esos elegantes manojos de corregüela que se retuercen sobre feos muros y estallan aquí y allá en brotes blancos o violetas. Isabella se parecía más a la fantástica y trémula corregüela que al erecto áster, la almidonada zinnia, o a sus propias rosas ardientes y encendidas como farolas en los rígidos postes de los rosales. La comparación revelaba cuán poco, después de tantos años, sabíamos de ella. Porque es imposible que una mujer de carne y hueso, a sus cincuenta y cinco o sesenta años, sea realmente una corona de flores o un zarzillo. Tales comparaciones son completamente ociosas o superficiales… son incluso crueles, pues se interponen temblorosamente como la corregüela entre la propia mirada y la verdad. Ha de existir la verdad; ha de haber un muro. Y, sin embargo, era extraño que conociéndola después de tantos años fuese imposible decir cuál era la verdad sobre Isabella; que aún se hiciesen frases como ésta sobre corregüelas y clemátides.

En cuanto a los hechos, era un hecho que Isabella era una solterona; que era rica; que había comprado una casa y reunido con esfuerzo —llegando a veces hasta los rincones más oscuros del mundo y con gran riesgo de picaduras venenosas y enfermedades orientales— las sillas, los escritorios y las alfombras que ahora vivían su existencia nocturna ante nuestros ojos. En ocasiones parecía como si supiesen más sobre ella de lo que a nosotros, que nos sentábamos en ellas, escribíamos en ellos y las pisábamos con tanto cuidado, nos estaba permitido saber. En cada uno de esos escritorios había montones de cajones pequeños, y cada uno de estos cajones contenía casi con seguridad cartas, cartas atadas con lazos, perfumadas con varitas de lavanda o pétalos de rosa. Pero también era un hecho —si es que son los hechos lo que importa— que Isabella había conocido a mucha gente, había tenido muchas amistades; y por eso, quien tuviera la audacia de abrir el cajón y leer sus cartas, encontraría indicios de muchas discusiones, citas, recriminaciones por haber faltado a las citas, largas e íntimas cartas de amor, violentas cartas de celos y reproches, terribles palabras de despedida —pues todos aquellos encuentros y citas habían quedado en nada— es decir, Isabella nunca se casó, y sin embargo, a juzgar por la indiferencia de su rostro, que era como una máscara, había vivido veinte veces más pasión y experiencia que esos que pregonan sus amores a los cuatro vientos. Bajo la tensión de pensar en Isabella la habitación se volvió más sombría y simbólica; los rincones parecían más oscuros, las patas y las sillas de las mesas más alargadas y jeroglíficas.

Estas reflexiones concluyeron violentamente, y sin el menor ruido. Una figura grande y negra apareció en el espejo; lo borró todo, dejó sobre la mesa un montón de losetas de mármol con vetas rosas y grises, y desapareció. Pero la escena quedó alterada por completo. Por el momento resultaba irreconocible e irracional y enteramente borrosa. Era imposible relacionar las losetas con algún propósito humano. Y luego, poco a poco, se vieron afectadas por cierto proceso lógico que comenzó a poner en ellas orden y sentido y a situarlas en el marco de lo habitual. Finalmente resultaron ser simples cartas. El hombre había traído el correo.

Allí estaban, sobre la mesa de mármol rezumando luz y color al principio, y en estado bruto, sin absorber. Y luego fue extraño ver cómo se desplazaban y colocaban y ordenaban e integraban en la escena y recibían la quietud y la inmortalidad que el espejo confería. Permanecían allí dotadas de una nueva realidad y una nueva importancia y también de una mayor solidez, como si hiciese falta un cincel para separarlas de la mesa. Y, ya fuese o no una fantasía, parecían haberse convertido en algo más que un puñado de cartas, en tablillas con la verdad eterna grabada en ellas… quien pudiese leerlas descubriría todo cuanto había que saber acerca de Isabella, sí, y también acerca de la vida. Las páginas anteriores de estos sobres de aspecto marmóreo debían de poseer un significado tallado con profundidad y grabado con claridad. Isabella entraría y las cogería, una por una, muy despacio, y las abriría, y las leería detenidamente, palabra por palabra, y luego, con un profundo suspiro de comprensión, como si hubiese llegado hasta el fondo de todas las cosas, rompería los sobres en trocitos pequeños y ataría las cartas y cerraría el cajón del escritorio decidida a ocultar lo que no deseaba que nadie supiera.

Este pensamiento resultó ser como un desafío. Isabella no quería que se supiera… pero no podría seguir evitándolo por más tiempo. Era absoluto, era monstruoso. Si tanto ocultaba y tanto sabía, sería preciso abrir el interior de Isabella con el instrumento que hubiese más a mano: la imaginación. Había que fijar la mente en ella en ese preciso instante. Había que retenerla allí. Había que negarse a ser intimidado de nuevo con dichos y hechos como los que producía el momento: con cenas y visitas y conversaciones de cortesía. Había que ponerse en el lugar de Isabella. Tomando la frase en su sentido literal resultaba fácil ver los zapatos que calzaba en ese momento, allí en la parte baja del jardín. Eran muy estrechos y alargados y elegantes: hechos del más suave y flexible cuero. Como todo lo que Isabella llevaba, eran exquisitos. Y ella permaneció en pie, junto al alto seto, en la parte baja del jardín, empuñando las tijeras que llevaba colgadas de la cintura para cortar alguna flor marchita, alguna rama que hubiese crecido en exceso. El sol le caía a plomo en la cara, en los ojos; pero no, en el momento crítico un velo de nubes ocultó el sol, dibujando en sus ojos una expresión dubitativa… ¿era burlona o tierna, alegre o triste? Sólo se veía el perfil impreciso de un hermoso rostro, más bien difuso, mirando al cielo. Tal vez pensaba que debía encargar una redecilla nueva para las fresas; que debía enviar flores a la viuda de Jonson; que ya era hora de visitar a los Hippesley en su nueva casa. Ésas eran sin duda las cosas de las que hablaba durante la cena. Lo que querías captar y verter en palabras era su ser más íntimo, ese estado que es a la mente lo que la respiración es al cuerpo, eso que llamamos felicidad o infelicidad. Al mencionar estas palabras resultaba evidente que ella tenía que ser feliz. Era rica; era distinguida; tenía muchas amistades; viajaba: compraba alfombras en Turquía y vasijas azules en Persia. Avenidas de placer partían en distintas direcciones del lugar donde se encontraba Isabella, con sus tijeras levantadas para cortar las ramas temblorosas mientras las finas nubes velaban su rostro.

Con un rápido movimiento de tijeras cortó el ramo de clemátides y éste cayó al suelo. Y mientras caía, seguro que también la luz se volvió más intensa y fue posible adentrarse un poco más en su ser. Luego la ternura y la pena inundaron su mente… Cortar una rama que había crecido en exceso la entristecía porque era un ser vivo y la vida era algo muy preciado para ella. Sí, y al mismo tiempo, la caída de la rama le recordaría que también ella habría de morir, y le haría pensar en la futilidad y evanescencia de las cosas. Y más tarde, interrumpiendo rápidamente este pensamiento, con un buen juicio, pensó que la vida la había tratado bien; aun cuando habría de caer, sería para yacer sobre la tierra y pudrirse dulcemente entre las raíces de las violetas. De modo que allí estaba, pensando. Y sin llegar a definir ningún pensamiento… —pues era una de esas personas reservadas cuyas mentes guardan sus reflexiones enredadas en nubes de silencio—, Isabella estaba llena de pensamientos. Su mente era como su sala de estar, donde las luces avanzaban y retrocedían, hacían piruetas y caminaban suavemente, desplegaban sus colas, picoteaban su camino; y entonces, todo su ser quedaba bañado, como la sala, por una nube de conocimiento profundo, una pena secreta, , y luego se llenaba de cajones cerrados, atestados de cartas, como sus escritorios. Hablar de «abrir el interior de Isabella» como si fuese una ostra, emplear para ella sólo las mejores herramientas, las más sutiles y más dúctiles, era irreverente y absurdo. Había que imaginar… ahora estaba en el espejo. Te hacía sobresaltarte.

Al principio estaba tan lejos que resultaba difícil verla con claridad. Se acercó sin prisa, con vacilación, colocando una rosa aquí, levantando un clavel allá para olerlo, pero sin detenerse en ningún momento; y fue creciendo más y más en el espejo, volviéndose más y más plenamente la persona en cuya mente intentabas penetrar. La ponías a prueba poco a poco… encajabas en aquel cuerpo visible las cualidades que habías descubierto. Allí estaba su vestido gris verdoso, y sus zapatos alargados, su cesta, y algo brillaba en su cuello. Llegó de un modo tan gradual que no parecía estropear la imagen del espejo sino introducir un elemento nuevo que se movía con suavidad y alteraba los demás objetos, como pidiéndoles, con cortesía, que hiciesen sitio para ella. Y las cartas y la mesa y el sendero y los girasoles que habían aguardado en el espejo, se separaron y abrieron para acogerla entre ellos. Finalmente estaba allí, en el vestíbulo. Se detuvo. Se quedó de pie junto a la mesa. Estaba absolutamente inmóvil. De inmediato, el espejo empezó a derramar sobre ella una luz que parecía dejarla allí clavada; que parecía corroer como el ácido lo accesorio y superficial, dejando sólo la verdad. Era un espectáculo delicioso. Todo se desprendía de ella —nubes, vestido, cesta, brillante— todo lo que habías llamado corregüela o clemátide. Allí estaba el sólido muro. Aquí la mujer. Permanecía de pie, desnuda, bajo esa luz despiadada. Y no había nada. Isabella estaba absolutamente vacía. No tenía pensamientos. No tenía amigos. No se preocupaba por nadie. En cuanto a su correspondencia, todo eran facturas. Mírala ahí de pie, vieja y angulosa, con sus venas y sus arrugas, con la nariz alta y el cuello lleno de pliegues, ni siquiera se toma la molestia de abrirlas.

La gente no debería dejar espejos colgados en las habitaciones.

De «Relatos completos«. Edición de Susan Dick.
Edición castellana: Alianza editorial S.A. (Alianza Tres).
Versión castellana de Catalina Martínez Muñoz

Análisis del Atlético de Madrid y Sevilla en la Champions League

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sevilla atlético de madrid

Así va el Atlético de Madrid

El equipo colchonero apenas se ha reforzado con jugadores de calidad de cara a esta temporada y posee una plantilla corta y descompensada. Si se pueden llamar fichajes a mantener su dos principales estrellas como Forlán y Agüero tras las multimillonarias ofertas por ellos pues sí ha realizado dos fichajes. Porque los únicos fichajes como tal que pueden ofrecer ciertas garantías son Sergio Asenjo y el internacional Juanito. El resto Jurado, Cléber Santana, Valera, Reyes y Cabrera regresan al Atlético tras pasar una cesión.

Los rojiblancos juegan en el grupo D frente al Chelsea, Oporto y Apoel.Ya desde la primera jornada frente a la cenicienta del grupo, el Apoel, el Atleti no pasó del empate a cero en su propio campo. Todo un anticipo de lo que faltaba por ver. En la segunda jornada lo que se supone debía ser la revancha frente al Oporto, por ser el equipo que los eliminó en octavos de final año pasado pasó a ser un paseo militar para los portugueses que ganaron 2-0 en Dragao. La ecatombe llegó con el 4 – 0 en Stamford Bridge, el Chelsea avasalló a los hombres del por aquel entonces técnico, Abel Resino y la afición estalló por los malos resultados tanto en Liga como en Champions League.

El Atlético de Madrid lo tiene realmente difícil para clasificarse pero quien sabe, este equipo es capaz de lo peor o de lo mejor según se dé el caso. Aunque ya no dependen de ellos mismos.

Así va el Sevilla

El equipo andaluz cuenta con una delantera de auténtico lujo: Luis Fabiano, Kanouté y Negredo es el tridente letal. El Sevilla es el conjunto español más regular y que mejor fútbol está ofreciendo en la Champions y en la Liga.

Agrupado junto a Stuttgar, Glasgow Rangers y Unirea cuenta sus tres encuentros disputados por sendas victorias. Nueve puntos de nueve posibles coloca al Sevilla y Chelsea como los mejores equipos de Europa. La primera jornada, los sevillanos ganaron por 2 – 0 al Unirea y empezó a meter miedo a sus contrincantes. Después llegó el partidazo como visitante frente al Glasgow Rangers ganando por 1 – 4 y liderando su grupo. La tercera jornada, el Sevilla viajó hasta Alemania para enfrentarse al Stuttgart. Pero una vez más, los hombres de Manolo Jiménez vapulearon a su contricante 1 – 3 y clasificación practicamente cerrado.

Sin lugar a dudas y de momento, el Sevilla es el mejor de los equipos españoles.

Tu vida móvil por menos de 360 euros

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El APOEL y Michail lo darán todo por clasificarse

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El APOEL FC, cuenta en sus filas con un jugador que está jugando fantásticamente bien. Es su capitán Chysostomos Michail que afirma vivir un sueño por disputar la Champions League.

El representante chipriota lleva tan sólo un punto conseguido en su Grupo D y necesita como el comer vencer al Oporto portugués el próximo martes si quiere permanecer en la máxima competición. «Esto es un sueño hecho realidad estar junto con los mejores equipos de Europa y demostrar que no es tanta diferencia entre grandes y pequeños».

Michail, con 32 años, se encuentra en su segunda juventud futbolítica y parece muy motivado. Consiguió dos goles frente al Kobenhavn durante la eliminatoria para disputar la fase de Grupos, además de llevar 3 goles en su liga. «Lo que pretendo es ser constante pero con la experiencia he conseguido destacar y sobretodo que gane el equipo. Pretendo ayudar en todo lo que puedo y no quitar protagonismo al resto de los compañeros».

Si quiere conseguir el pase a la segunda fase de grupos, no le queda otra al APOEL que ganar al Oporto en el partido de vuelta (2-1 en la ida para los lusos). Michail sabe que está muy difícil conseguir la victoria con jugadores como Hulk. «La segunda plaza es complicada pero intentaremos ganar todos los puntos posibles. Debemos estar muy concentrados».

Recordemos que el APOEL va por delante del Atlético de Madrid empatados a puntos. Precisamente, como consecuencia de su empate a uno en el partido disputado entre ellos.

Vía: uefa

Una portada un tanto ventajista

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El partido de Copa del Rey ha dejado una sensación de vacio en el vestuario del Real Madrid, puesto que la derrota por 4-0 ante el Alcorcón ha sido un palo muy fuerte para una plantilla hecha para ganar desde el primer partido, aunque tampoco se puede ser tan ventajista para pedir la cabeza del técnico cuando se cae de esa forma, además algo en el vestuario ha cambiado cuando se ha pasado de ganar «comodamente» a perder contra un segunda B.

El diario Marca ha sacado una portada un tanto ventajista, porque ya piden la cabeza del entrenador después de estar cuatro meses en el cargo, y seguro que no se acuerdan de nada si consigue ganar un título a final de año, algo que está muy complicado, pero si sigue en el cargo puede conseguirlo, y es que todavía tiene una gran plantilla para ganar.

El problema del Madrid no es el banquillo, y quizás darle la confianza al chileno y respaldarle puede achantar a muchos jugadores que se creen que dominan el vestuario, y lo que hay que hacer es ponerle a un tio por encima y de esta manera se le bajen los humos, ya que no todos los entrenadores son tan malos.