El cuarto aniversario del golpe militar en Myanmar ha traído consigo un luto profundo por la pérdida de miles de vidas inocentes a manos de un régimen que ha mostrado una brutalidad inquebrantable. Sin embargo, también es un momento para reconocer el valor de aquellos que, frente a esta adversidad, continúan luchando por la defensa de los derechos humanos en un país que sufre en medio de la opresión. Así lo ha expresado recientemente Tom Andrews, experto de la ONU.
Andrews ha señalado que estos cuatro años de tiranía militar y violencia han sumido a Myanmar en un profundo abismo. Ha denunciado que las fuerzas de la junta han asesinado a miles de civiles, bombardeado y quemado aldeas, y causado el desplazamiento de millones de personas. Asimismo, ha informado que más de 20,000 presos políticos se encuentran encarcelados, mientras que la economía y los servicios públicos se han desplomado, dejando a gran parte de la población expuesta a la hambruna y la pobreza.
A pesar de esta situación desoladora, el relator especial ha puesto de relieve los esfuerzos heroicos de aquellos que se arriesgan a documentar los crímenes de la junta, ayudar a los heridos, proporcionar alimentos y refugio a los desplazados, y continuar con la educación de los niños cuyas vidas fueron interrumpidas por el golpe. Estas iniciativas son vistos por Andrews como indicativos de que el futuro de Myanmar podría ser más esperanzador.
Durante su declaración, Andrews ha elogiado el valiente compromiso de activistas, periodistas, médicos y defensores de los derechos humanos, quienes arriesgan sus vidas en la lucha por un Myanmar democrático, asegurando que su resistencia sigue siendo tanto inspiradora como sorprendente para el resto del mundo.
En cuanto a los planes de la junta para celebrar elecciones simuladas, Andrews ha calificado estas intenciones como un fraude, argumentando que no se pueden llevar a cabo elecciones legítimas en un contexto donde están detenidos, torturados y ejecutados líderes de la oposición. También ha apuntado que es ilegal criticar a la junta, lo que deslegitima cualquier intento de consulta popular.
Andrews ha instado a la comunidad internacional a actuar y contribuir a cambiar la situación en Myanmar. Ha pedido al Consejo de Seguridad de la ONU que coordine esfuerzos para frenar la brutalidad del régimen militar y ha destacado el impacto positivo que las sanciones selectivas y la restricción al comercio de armas han tenido en limitar el acceso de la junta a recursos militares.
Finalmente, el experto ha insistido en la importancia de que los líderes de la junta rindan cuentas por sus crímenes a través de mecanismos internacionales, incluyendo la Corte Penal Internacional. Ha enfatizado que la impunidad ha perpetuado un ciclo de violencia y opresión que ha durado por décadas y que es fundamental que esta fase oscura de la historia de Myanmar concluya con justicia.
Fuente: ONU últimas noticias