Las autoridades de Gaza han reportado que más de 45,000 personas han perdido la vida en el enclave en los últimos 14 meses, un dramático contexto que se agrava con nuevos ataques aéreos que han sido condenados por organizaciones humanitarias. Entre los incidentes más recientes, un bombardeo impactó una escuela de la ONU que había sido convertida en refugio, resultando en la muerte de 13 personas y dejando a 48 más heridas, según la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA). Las víctimas relatan que no hubo advertencias antes del ataque.
Louise Wateridge, oficial superior de emergencias de UNRWA, declaró que la situación en la Franja de Gaza es cada vez más angustiante. Una de las sobrevivientes, una niña de 17 años, sufrió graves heridas de metralla y lamentó la pérdida de su madre, quien murió bajo los escombros. Otra menor, Julia, de solo dos años, ha quedado con un traumatismo craneoencefálico grave y ha perdido la vista en uno de sus ojos.
En un contexto de violencia persistente, la Oficina de Derechos Humanos de la ONU ha condenado los ataques repetidos contra escuelas que funcionaban como refugios para los desplazados. Solo el domingo y el lunes, se registraron cuatro ataques en diferentes localidades, dejando al menos 69 palestinos muertos, incluyendo a varias mujeres y niños. La oficina subrayó que la mayoría de los residentes de la franja han sido desplazados en múltiples ocasiones, y lamentó la falta de seguridad en un territorio que debería ser considerado «zona humanitaria».
Las estadísticas son alarmantes; UNICEF estima que 14,500 niños han muerto en Gaza en el último año y se cree que miles más están sepultados bajo los escombros. La situación de hambre empeora, mientras que el acceso humanitario permanece severamente restringido, poniendo en riesgo la vida de más de 1.1 millones de niños que requieren asistencia urgente, tanto en protección como en salud mental.
El Programa Mundial de Alimentos también ha advertido sobre la creciente desesperación entre la población de Gaza, que enfrenta la escasez de alimentos. Sin un alto el fuego, sus esfuerzos por llevar ayuda alimentaria se ven obstaculizados, aumentando el riesgo de una inminente hambruna. La situación se complica: muchos habitantes han perdido sus hogares y viven en condiciones precarias.
Mientras tanto, los enfrentamientos internos en Cisjordania han llevado a la suspensión de servicios en el campamento de Yenín, dejando a los residentes sin acceso a atención médica ni a educación. Las tensiones aumentan en los campos de refugiados del norte, lo que pone en peligro la ya frágil estabilidad de la región.
Fuente: ONU últimas noticias