¿Qué pasaría si el próximo lunes, en lugar de levantarte para hacer lo que haces siempre, te quedaras en casa holgazanear o emprendieran una actividad que rompiera tu rutina? Esta es la idea que tuvo Albert Roquer al escribir «El mismo lunes”, una propuesta a caballo entre la novela y el libro de cuentos que le ha valido el premio Ramón Juncosa 2005.
No llega a ser exactamente una novela porque ni presenta la estructura clásica ni llega a profundizar en la psicología de los diferentes personajes, que son más bien planos. Tampoco es un libro de cuentos porque, aunque cada capítulo es autónomo, falta un conflicto claro. Su complementariedad o dependencia es del todo necesaria para acabar de entender el protagonista.
El mismo lunes nos descubre varias facetas o inquietudes de un universitario llamado Poe, y la relación que mantiene con sus progenitores y el mundo que le rodea. A lo largo de cinco capítulos descubrimos cinco caras de un mismo personaje: la erótica, la filial, el estudiantil, el auto contemplativa o la metafísica. Es una manera de verlo, aunque de interpretaciones se pueden hacer muchas.
La idea no es nueva, pero sí la forma de aplicarla a la obra literaria. En 1998, el actor Peter Howitt debutaba como cineasta con una propuesta similar. El largometraje Sliding doors (Dos vidas en un instante), Gwyneth Paltrow interpretaba el mismo personaje dos veces, con la única diferencia de que en una ocasión cogía el metro y en la otra lo perdía. A partir de aquí su vida discurría por caminos diferentes.
Fuente: Lluis Vives