España debutó ayer en el Mundial de balonmano de Suecia ante Bahrein, una selección a priori inferior y que debutaba en un Mundial, pero la selección de Bahrein aportó mucha rapidez a su juego, gracias a la baja media en estatura de sus jugadores y hasta dejaron destellos de calidad.
España afrontaba un partido trampa en el que tenía poco que ganar y mucho que perder y salió demasiado relajada lo que no le permitió irse en el marcador hasta mediada la primera parte, pero al final superó el trámite por un balance de 33-22 que la situa segunda del grupo A, por detrás de Francia.
En cualquier caso hay que sacar un balance positivo, pues se evitaron lesiones, se hicieron pruebas de diferentes jugadores en posiciones poco habituales, jugó todo el mundo y se ganó.
El verdadero Mundial empieza hoy con el enfrentamiento ante Túnez.