Cuando un equipo no funciona, cuando parece que el problema es muy grave, siempre se le echa la culpa a una figura, a una cabeza visible, y es que el entrenador es el más fácil para echar, porque como siempre se comenta y se dice en estos casos … «es más fácil echar a uno, que a toda la plantilla».
Aunque hay veces que la afición sabe que el entrenador no tiene la culpa, y esa afición es la del Panathinaikos, que a pesar que es una afición violenta y siempre tachada de peligrosa, han demostrado que quieren a su entrenador Zeljko Obradovic, ya que después de caer ante el Maroussi y tener casi imposible la clasificación en el Top-16, mil personas lo esperaron al final del partido para pedirle que no se fuera, entre otras cosas el míster del Panathinaikos iba a presentar su dimisión al consejo de administración.
La afición del Panathinaikos se merició un diez por su gesto a un equipo que estaba roto por sumar una nueva derrota, y un entrenador que había decidido dejar el equipo después de once años dirigiendo ese banquillo, pero el apoyo de los aficionados, va a cambiar muchas cosas.
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