Un auténtico circo romano

Sergio RamosLa batalla (deportivamente hablando) que tuvo lugar ayer en el Santiago Bernabéu donde se enfrentaban los blancos y los ucranianos me dejó un sabor agridulce que no me resisto a comentar.
Disfruté del fútbol. Y por fin lo hice viendo jugar al fútbol al Madrid. Parece que los augurios de Fabio Capello van cogiendo forma poco a poco.
Vi goles y de los bonitos. Vi buenas jugadas. Vi un equipo comprometido que quiso agradar y gustar a todo el que se prestó. Y lo hicieron.
Vi a Raúl marcando goles. Sí, goles en plural. Y me alegro porque se le necesita y para mi gusto creo que es el que mejor representa el carácter del futbolista español con casta.
Ayer los madridistas sí fueron competitivos. Los que tenían que dar pases, los dieron y los que tenían que marcar marcaron.

Como todo no puede ser perfecto hay un pero que para mí dice mucho de un equipo.
En el tramo del partido en el que ya estaba todo el pescado vendido y eran los minutos de la basura, como se suele decir, Sergio Ramos protagonizó un choque con el portero rival completamente innecesario. Primero, por el resultado (que marchaba ya 5-1) y segundo por el minuto de juego (ya que fue en la fase final).
El choque tuvo lugar en un salto. Sergio Ramos tiene la fea costumbre de soltar el brazo aunque como se suelen excusar los futbolistas, dirá que es para protegerse. Bien pues ayer se pudo ver que ni para protegerse ni para nada. Lo único que logró es dejar noqueado completamente al portero suplente de un equipo que se llevó una manita del Bernabéu.
El portero tuvo que continuar el partido ya que había salido de suplente y no tenían un tercer portero. Bien pues con el meta del Dinamo visiblemente afectado por lo que parecían en un principio pérdidas de visión por la conmoción del golpe, el Madrid siguió apretando en vez de dejar pasar el tiempo ya que el chaval que guardaba la portería contraria se veía a la legua que estaba absolutamente noqueado.

Entiendo que el Madrid quiera ser y mostrarse como un equipo ambicioso y ante su gente pero creo que si anoche hubieran bajado un poco el pistón cuando vieron la salvajada de Sergio Ramos y sus notables consecuencias en el portero, hubieran quedado mucho mejor, ante su público y ante toda Europa hubieran quedado como Señores. 

Esta escena me recordó a los famosos espectáculos que se daban en la Antigua Roma donde cuanta más sangre más diversión. Y más aún si hago caso de los que dice que el Bernabéu es el Coliseo blanco.

De Sergio Ramos comentar que siendo lo buen jugador que es y teniendo las condiciones que tiene no es necesario recurrir como lo hace habitualmente a ese tipo de gestos que no hacen sino empañar la carrera de un deportista. Además terminó el partido y la gente aplaudió al portero que se retiraba a los vestuarios acompañado del médico y eché de menos la presencia de Ramos para, mínimo disculparse y preguntarle por su estado. Muy feo Sergio, muy feo.
La expulsión del bético Nano el domingo pasado es un ejemplo de lo que el central madridista hace cada domingo. Pero claro, el escudo pesa mucho.

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