Roberto Martínez y sus jugadores han logrado la salvación del Wigan Athletic. Mientras que su temporada arrancó mal, en puestos de descenso, el cambio experimentado en las últimas jornadas, en la parte final del campeonato, le ha bastado para salvarse restando una jornada.
Wolverhampton, Blackburn o Bolton (los dos primeros ya descendidos matemáticamente a Championship) empezaron la temporada mal, al igual que los latics.
En las últimas jornadas el Wigan ha cambiado. Su juego ha mejorado y ha obtenido victorias importantísimas y muy destacadas, como en Anfield o en el Emirates, y cayó en Stamford Bridge con un gol ilegal del Chelsea. En el equipo se ve otro aire, otras sensaciones. Denotan confianza y seguridad. La presión a la que se veían sometidos les ha hecho mejorar.
Alcaraz o Figueroa en defensa, los prometedores Victor Moses y Di Santo, junto a Rodallega, en ataque, Beausejour en la banda, Diamé en el medio abarcando gran cantidad del terreno de juego. Y el liderazgo del capitán, Gary Caldwell. Todo ello, unido al gran Roberto Martínez. Bob Martínez.
Es un icono en la ciudad de Gran Manchester. Allí llegó procedente del Balaguer junto con dos excompañeros del filial del Real Zaragoza. Se convirtieron en The three amigos. Desarrolló su carrera en varios clubes de las islas y empezó a entrenar al Spanish Swansea, donde también había jugado, con gran resultado. El Wigan le llamó de nuevo y ya lo ha salvado tres temporadas. Es querido, muy querido por la afición y muy respetado y admirado en Inglaterra. Él se siente como en casa. Es su casa. Como Swansea.
Con la victoria por 0-1 en campo del Blackburn el Wigan permanecerá otra campaña en la Premier League. Bravo por su trabajo.
