Protege A Los Más Pequeños Del Calor Extremo: Medidas De Prevención Y Acción Frente A Golpes De Calor

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Calor extremo: cómo prevenir y actuar frente a un golpe de calor en niños

El pediatra David Rivera, especialista del Hospital Quirónsalud Bizkaia, advierte que los menores de 1 año son los más vulnerables a sufrir golpes de calor durante la época veraniega. Rivera explica que esta condición se debe a una elevación excesiva de la temperatura corporal causada por la exposición a altas temperaturas, deshidratación o ejercicio físico intenso.

Según datos de la Asociación Española de Pediatría (AEP), cada año fallecen unas 160 personas, tanto niños como adultos, a causa de los golpes de calor. Los niños son especialmente propensos a esta situación debido a su falta de conciencia sobre los riesgos y la insuficiencia de medidas preventivas. Esta disparidad en la percepción del peligro es una de las causas de frecuentes riñas entre padres e hijos, comenta Rivera.

El riesgo varía entre los infantes, siendo los menores de 4 años y, particularmente, los menores de 1 año los más susceptibles. «La temperatura corporal de los niños sube más rápido que la de los adultos debido a su menor reserva de agua y sudoración, además de contar con un aparato respiratorio aún inmaduro», señala Rivera. La AEP indica que la temperatura corporal de un niño puede ascender entre 3 y 5 veces más rápido que la de un adulto, por lo que es crucial estar alerta a ciertos síntomas.

Entre los indicadores de un golpe de calor se incluyen mareos, vómitos, fiebre superior a 40ºC, cefalea, irritabilidad, taquicardia, así como piel seca y muy caliente, fatiga, debilidad, respiración superficial y rápida, y calambres musculares. Rivera subraya que el golpe de calor es una urgencia médica extrema que puede desarrollarse en pocos minutos y, sin tratamiento inmediato, podría llegar a ser fatal.

En caso de que un niño sufra un golpe de calor, se recomienda seguir estos pasos:

1. Colocarlo tumbado boca arriba a la sombra, en un lugar fresco y ventilado.
2. Aflojar su ropa y quitar las prendas innecesarias.
3. Aplicar compresas de agua fría (no hielo) en la cabeza, cara, cuello, nuca y pecho.
4. Evitar sumergir al menor en agua helada o realizar friegas con alcohol.
5. Si el niño está consciente y sin vómitos, ofrecerle agua fría o una bebida isotónica.
6. En caso de inconsciencia, avisar al 112 y, si es necesario, iniciar reanimación.
7. Llevar al niño al hospital lo antes posible para que sea evaluado por profesionales médicos.

Es fundamental que los padres y cuidadores sean conscientes de estos peligros para evitar situaciones lamentables y asegurarse de que los niños se mantengan seguros y bien hidratados durante los meses de verano.