En el mundo del deporte actual, la figura del mánager deportivo se ha transformado en un componente indispensable para el éxito de cualquier atleta de élite. Este profesional asume la responsabilidad integral de la carrera de los deportistas, manejando aspectos logísticos y estratégicos, y permitiendo que los atletas puedan concentrarse completamente en su rendimiento físico. Según Ignacio García, renombrado representante de figuras deportivas como Carolina Marín y Susana Rodríguez, entre otros, la construcción de una imagen sólida del atleta es crucial para maximizar sus oportunidades de éxito.
El mánager deportivo no solo supervisa los contratos y acuerdos de patrocinio, sino que también gestiona la presencia mediática de los atletas, adaptándose a las demandas del mundo moderno donde la imagen pública juega un papel central. García subraya la importancia de desarrollar una estrategia clara y un posicionamiento distintivo para cada deportista: «Lo que se intenta es construir la imagen del deportista, dotarla de atributos positivos y hacerla lo más atractiva posible para después poder venderla», afirma.
La habilidad para manejar crisis reputacionales es otra de las cualidades esenciales de un buen mánager, especialmente en tiempos donde la exposición mediática puede traer tanto beneficios como desafíos. Aunque enfrentar momentos complicados es parte de la carrera de un atleta, un buen representante debe tener la capacidad de tomar decisiones estratégicas para salvaguardar la imagen pública y el bienestar emocional de su cliente. «Su imagen y marca tienen que estar por encima del deporte que practique», recalca García, resaltando la importancia de un enfoque multidisciplinario que incluye la colaboración con psicólogos deportivos.
Las competencias y habilidades que un mánager deportivo puede obtener mediante formaciones especializadas, como el Máster en Marketing Deportivo y Patrocinio de Unisport, representan un valor añadido tanto para la vida personal como profesional de los deportistas. Dichas aptitudes les permiten no solo adaptarse a un medio cada vez más competitivo, sino también diversificar sus fuentes de ingresos más allá de la competencia atlética. La figura del mánager, entonces, se erige como un pilar fundamental en la carrera de cualquier deportista, ayudando a interpretar sus necesidades y a potenciar al máximo su imagen en el exterior.