Max, el superrealista

El instituto Cervantes dedica una gran retrospectiva al dibujante valenciano hasta el 13 de mayo. Cuando el Ministerio de Cultura creó el Premio Nacional de Cómic en el año 2009, parecía lógico que el primer galardón fuese para Francesc Capdevila, Max. Y no como reconocimiento por su labor viñetística durante casi cuarenta años; tampoco por su capacidad de mutar estilísticamente y engendrar mundos oníricos netamente personales; no, el caso es que su último trabajo, Bardín el Superrealista, era una obra maestra de la narración secuencial cargada de inspiración y, por supuesto, de surrealismo. El reconocimiento a toda su carrera llega ahora en forma de retrospectiva en el Instituto Cervantes. Panóptica, 1973-2011 agrupa sus trabajos más representativos en el noveno arte y en la ilustración para mostrar un tapiz extenso y pormenorizado de su universo creativo. La muestra sigue un orden cronólogo estricto, empezando por sus trabajos más salvajes de los setenta y ochenta, donde empieza a definir su estilo y fragua ese cromatismo levantino tan característico que compartía con su admirado Pere Joan. Originales de sus obras más famosas, como El Prolongado sueño del Sr. T o la fábula juvenil La Biblioteca de Turpin, comparten espacio con portadas de discos e ilustraciones para el New Yorker o el New York Times.

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