Desde hace muchos años, una situación se viene repitiendo cada temporada en los clubes que forman parte de la liga ACB. Los equipos por tradición prefieren apostar por jugadores extranjeros antes que por el producto nacional, una acción que ha llevado a que este año de los 215 jugadores que forman parte de todos los equipos de la liga, sólo 84 jugadores son nacionales, lo que supone el 39% del total y una media de menos de cinco jugadores por equipo.
Se trata de una situación que no es nueva en la Liga Endesa. Se ha intentado, mediante normas, que los clubes tengan que tener en sus plantillas un número mínimo de jugadores nacionales, pero siempre hay alguna brecha legal que permite fichar a jugadores foráneos, casi sin límites. Cabe destacar la situación del Unicaja de Málaga, donde únicamente dos jugadores son españoles: Carlos Suárez y Fran Vázquez. En el lado opuesto está el Estudiantes, donde 8 de sus 11 jugadores son nacionales.
Esta situación afecta directamente a la selección nacional, ya que va viendo como poco a poco se ven reducidas el listado de jugadores de nivel que pueden ser convocados.
Uno de los principales problemas para esta reducción del número de jugadores nacionales es la obtención de pasaportes como si fueran «churros». Un jugador puede encontrar varias vías para conseguir una pasaporte nacional o comunitario, con lo que deja de ocupar plaza de extranjero en cualquier equipo.
Otro de los problemas es la tendencia que tienen los equipos en los últimos años por fichar a los mejores jugadores jóvenes de Europa, que con el tiempo terminarán ocupando una plaza de cupo como jugador de formación.
Cabe destacar, que de los 84 españoles que participarán en la ACB, casi el 10% son jugadores nacionalizados que han conseguido el pasaporte.
De seguir con esta tendencia, los jóvenes talentos nacionales tendrán muy difícil poder disputar minutos en la liga ACB.