El esquí se ha convertido en uno de los deportes de invierno más practicados en el País Vasco, con alrededor de 35.000 a 40.000 entusiastas que se lanzan a las pistas cada temporada. Sin embargo, a pesar de su popularidad, la práctica de este deporte no está exenta de riesgos, pues las lesiones son una preocupación frecuente entre los esquiadores. La doctora Nuria Urquiza, traumatóloga del Centro Médico Quirónsalud Plaza Euskadi, alerta sobre las lesiones más comunes que pueden sufrirse al esquiar.
Según la especialista, las lesiones de rodilla son las más habituales, destacando en particular las del ligamento cruzado anterior, que se ven favorecidas por las caídas y los giros bruscos propios de la actividad. Además, también son frecuentes las fracturas de muñeca y clavícula, así como las luxaciones de hombro. «Cuando caemos, muchas veces lo hacemos de forma instintiva, extendiendo las manos para protegernos, lo que incrementa el riesgo de lesiones en estas áreas», explica Urquiza.
La doctora señala que existen diferencias notables en el tipo de lesiones que sufren hombres y mujeres durante la práctica del esquí. «Las mujeres son más propensas a padecer lesiones en la rodilla, particularmente del ligamento cruzado anterior, debido a factores anatómicos y hormonales». Por otro lado, los hombres tienden a experimentar más lesiones en la parte superior del cuerpo, como fracturas de clavícula y luxaciones de hombro, ya que suelen asumir más riesgos mientras esquían.
Para prevenir este tipo de lesiones, Urquiza enfatiza la importancia de una adecuada preparación física, que incluye el fortalecimiento de piernas y del core, así como la mejora de la flexibilidad. Además, durante la práctica del esquí, es fundamental calentar adecuadamente antes de lanzarse a las pistas, usar equipo apropiado y mantenerse bien hidratado, incluso en condiciones de frío. «Ser consciente de los propios límites es clave, ya que las lesiones a menudo ocurren al final del día, cuando el cansancio puede disminuir los reflejos y la técnica», añade.
En términos de diagnóstico y tratamiento, la doctora destaca los avances que se han logrado en la última década. «Contamos con resonancias magnéticas de alta precisión que permiten diagnósticos rápidos y exactos, incluso en lesiones menores». Asimismo, técnicas mínimamente invasivas, como la artroscopia, han revolucionado la forma de abordar las lesiones. «Estos procedimientos facilitan la reparación de ligamentos y meniscos con incisiones reducidas, lo que acelera notablemente el tiempo de recuperación».
La rehabilitación es igualmente crucial para una recuperación exitosa. «La cirugía representa el 50% del éxito, mientras que la rehabilitación es el otro 50%. Un programa de readaptación efectivo es esencial para evitar recaídas y asegurar una recuperación completa», concluye la doctora Urquiza.