La tarjeta de la discordía se podría titular todo lo que está pasando esta semana en torno a Piqué y a la amarilla que vio al final del encuentro ante el Rayo Vallecano, y es que el jugador catalán, pensó en descansar, por obligación ante el Levante el próximo domingo.
Piqué se acordó en el minuto 88 que tenía que ver una tarjeta amarilla para ver la quinta y no jugar ante el Levante, de esa forma, llegaba limpio al clásico ante el Real Madrid, el problema es que el partido no estaba para verla en una jugada fortuíta, en una disputa, así que tuvo que usar la vieja usanza, es decir, perder tiempo de forma descarada. El central catalán amagó hasta tres veces, se subió las calzas, hasta que el árbitro se la enseñó, en ese momento todo el mundo suspiró y el Camp Nou ovacionó la amarilla.
El problema es que el regalmento sobre forzar una amarilla había cambiado este verano, por lo que el comité podría entrar de oficio y ponerle un partido de sanción más a Piqué, por eso todo el mundo se quejó, pero está claro que con un jugador del FC Barcelona o uno del Real Madrid no van a ponerle un partido de sanción por forzar una amarilla, y más cuando el gran clásico está a la vuelta de la esquina