La situación en la provincia de Kivu del Sur, en la República Democrática del Congo (RDC), se torna cada vez más alarmante a medida que el grupo armado M23 continúa su avance, generando un entorno de creciente violencia. Las agencias humanitarias de las Naciones Unidas expresan su profunda preocupación por el impacto de este conflicto en el control de enfermedades, particularmente el mpox, anteriormente conocido como viruela del mono. Existe un temor inminente de que la enfermedad, que ya afecta a la región, pueda expandirse a Goma, la capital de Kivu del Norte.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha indicado que el deterioro de la crisis humanitaria en Kivu Norte aumenta el riesgo de brotes epidémicos. Según un informe reciente, solo uno de cada diez casos de mpox confirmados se encuentra actualmente aislado, lo que plantea serias dificultades para contener la propagación del virus. “Muchas personas han huido de los centros de tratamiento y las actividades de respuesta deben reiniciarse de manera urgente”, afirmaron representantes de las agencias humanitarias.
El panorama es desalentador: con un total de 14.530 casos de mpox confirmados en el país, 43 de ellos mortales, la RDC continúa siendo la nación más afectada por esta enfermedad en todo el continente africano. Desde inicios de 2024, se han reportado más de 20,000 casos sospechosos en las provincias de Kivu Norte y del Sur, evidenciando un aumento representativo en la última etapa. El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, advirtió que el deterioro de la seguridad ha llevado a muchos pacientes a abandonar los centros de aislamiento, lo que incrementa el riesgo de transmisión.
Simultáneamente, los enfrentamientos entre las fuerzas armadas de la RDC y los rebeldes del M23 han resultado en un saldo trágico de al menos 787 muertos y cerca de 3,000 heridos en la ciudad de Goma. Esta violencia no solo ha desbordado el sistema de salud, con hospitales y clínicas ineficaces ante el creciente número de víctimas, sino que también ha generado un éxodo masivo de personas que huyen de las zonas de combate. La OMS ha reportado que los depósitos de cadáveres permanecen saturados y que los recursos esenciales para el tratamiento de los heridos son cada vez más escasos.
Por su parte, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha señalado que la crisis en el este de la RDC no se limita a una mera emergencia humanitaria; es una crisis de desarrollo que está exacerbando la pobreza, la inseguridad alimentaria y la inestabilidad económica. Cada día que pasa sin una solución al conflicto se interrumpe el acceso a servicios básicos como la educación y la atención sanitaria, además de dañar significativamente las infraestructuras vitales, lo que complicará la recuperación y el desarrollo sostenible a largo plazo.
El impacto de esta situación está generando un efecto dominó en las escuelas y economías locales, afectando la vida de miles de personas. Achim Steiner, administrador del PNUD, advirtió que cuanto mayor sea la continuidad de la violencia y las violaciones de derechos humanos, más difícil resultará avanzar hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible, comprometiendo gravemente el futuro de las comunidades en la región.
Fuente: ONU noticias Salud