La obsesión de Bertarelli

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Seguro que mucho de vosotros recordáis la Copa América de Vela que se disputó en Valencia en 2007. Aquel evento fue todo un éxito de organización y, también a nivel deportivo. A día de hoy aquella competición se halla envuelta en la polémica por los casos de corrupción que están salpicando a varios miembros del gobierno valenciano y, especialmente, a las empresas dirigidas por Urdangarín. Pero eso es harina de otro costal. Aquel verano de 2007 un tal Ernesto Bertarelli se dio a conocer en nuestro país.

Este billonario playboy italo-suizo ganaría al frente de Alinghi su segunda Copa América consecutiva. Y es que su obsesión por ganar la competición deportiva más antigua del mundo comenzó a cimentarse a principios de la pasada década cuando decidió crear su sindicato de vela  para competir en el máximo evento de este deporte. Para ello, contó con el apoyo de la Sociedad General de Náutica Suiza, país que, irónicamente no tiene salida al mar, pero sí varios de los más bellos lagos de Europa.

Ya tenía un sindicato, pero necesitaba a los mejores navegantes del mundo. Para ello tiró de talonario y contrató a un grupo de neozelandeses que habían pilotado  el barco ganador de la anterior Copa América. Aquel multimillonario fichaje fue obLa obsesión de Bertarelli 6jeto de una gran polémica en Nueva Zelanda, y aquellos marineros fueron tachados de traidores nacionales.

Pero Bertarelli iba a lo suyo. Tenía dinero, barco y navegantes. En 2003 ante un gran clima de tensión, el barco de Bertarelli se hacía con la Copa de las Cien Guineas en casa del enemigo neozelandés por un global de 5-0. Cuatro años más tarde, ya en Valencia, Bertarelli repetiría trofeo. La obsesión de este millonario se cumplió por partida doble. Pero como todos los sueños llegan a su final. En 2010, de nuevo en Valencia, en una edición que por diversos motivos se disputa al mejor de tres regatas entre solo dos equipos, Bertarelli perdió el trofeo. En 2013 en San Franciso tendrá la opción de recuperar «su tesoro». Mientras tanto, puede descansar tranquilo en alguno de sus barcos al lado de su mujer.