Los Gnoblar son un goblinoide, lo más pequeños, débiles y estúpidos que existen. Suelen ser utilizados como esclavos o mascotas por los Ogros de las Montañas de los lamentos. Tienen las extremidades muy delgadas y pequeñas, y la nariz y las orejas desproporcionadamente grandes.
La organización de los Gnoblar en sociedad depende del tamaño de sus orejas y nariz. Cuánto mayor sean estos apéndices mayor es el respeto que le profesan sus iguales, más si su nariz gotea. Quien tenga la nariz y las orejas pequeñas, estará condenado al menosprecio de todos, ya que actúan con sus inferiores como su maestro ogro los trata, a empujones.
Otro signo de orgullo para los Gnoblar es tener un bocado en su oreja, ya que eso indica su pertenencia a un amo Ogro. Los Gnoblar como siervos son muy fieles y leales, ya que no buscan ser libres y prefieren la seguridad de tener un dueño.
Los Gnoblar son muy malos luchadores, y en solitario no se atreverían a atacar; sin embargo, si tienen el respaldo de varios de sus hermanos pueden asumir el riesgo de atacar montañas. En las grandes batallas buscan matar a un enemigo particularmente peligroso y conseguir así el favor de sus amor, pero siempre en grandes grupos llamados Combatientes Gnoblar.
Sus tradiciones han sido modificadas o en muchos casos anuladas, por la adquisición de costumbres del pueblo ogro de donde estén asentados. Conservan algunas tradiciones bastante barbaras, juegos y competiciones que en su mayoría resultan sádicas, con heridos y muertos. Eso se produce debido a que les gusta provocar y ver el sufrimiento ajeno. No gozan matando una presa, si no prefieren la tortura, alargándola lo máximo posible.