Escritoras norteamericanas actuales: Anne Tyler

Hay un verdadero boom de excelentes escritoras norteamericanas, que podría decirse que pertenecen a una misma corriente. Llevo tiempo pensando en hablar de ellas, hacer un retrato literario de este grupo que quizá algún día sea definido como «generación». Lo comencé en mi blog del libro de arena, pero ya que existe Literatúrate, creo que éste es, sin duda, el espacio más indicado.

Desangeladas es la palabra que me viene a la cabeza para describir las novelas y relatos de estas escritoras. Descascarillan el mundo cotidiano para descubrir, debajo de esa fina corteza, sentimientos que todos ocultamos, y curiosamente, tal vez son los que más nos definen como humanos: la soledad, el miedo, el arrepentimiento, la duda. Arranco la serie con la imprescindible Anne Tyler.

Escritoras norteamericanas actuales: Anne Tyler 5Anne Tyler (Minneápolis, 1941) es ya una maestra en estos relatos. Se dio a conocer mundialmente con «El turista accidental», una soberbia novela -y después una hermosa película de Lawrence Kasdan– que recoge todos los elementos propios de esta autora: un hombre que no se sale un milímetro del camino que ha trazado para sí por miedo a vivir de nuevo, tras la trágica muerte de su hijo; su encuentro con una mujer para quien la improvisación es una forma de vida.

Y, sobre todo, el tono preciso con el que narra la historia, como una caricia a un bloque de hielo -frío y lleno de vida, como la tierra en la que vive la autora- .

Ese estilo y esos temas ya habíamos podido disfrutarlos en sus anteriores novelas, comenzando por la casi-juvenil  «Cuesta abajo» y la preciosa «Si llega a amanecer«, su primera obra, editada en 1964. Incisivo análisis de la familia, sobre todo para alguien que la escribió con 25 años.

Además, esta escritora es muy prolífica; ya en su etapa de madurez, hay libros notables -«Casi un santo», «El tránsito de Morgan»– entre los que destaca el delicioso «Ejercicios Respiratorios«; no por nada se llevó el Premio Pulitzer en 1989. Sin duda, su estilo ha evolucionado: ahora hay más gusto por el detalle donde antes la vista pasaba casia vuelapluma, más preocupada por transmitirnos el ambiente que por recrearlo. Y, sin embargo, sigue siendo su estilo.

Esos personajes que rayan en el absurdo se mantienen aún, por ejemplo, en uno de sus mejores libros de entre los de la última década, «Cuando éramos mayores«. Y siguen apareciendo en las historias acontecimientos que parecen llegar a alguna parte y sólo llegan al mismo sitio, como en su último libro, «Propios y extraños«, una nueva revisión al significado de la familia y a las extrañas relaciones que conlleva a veces.

Tras el bajón de «El matrimonio amateur«, -uno de sus libros menos imprescindibles (cuando lo comparamos con los otros)- «Propios y Extraños» nos devuelve a una Anne Tyler agudísima, la maestra del cincel en plena faena, sacando a la luz aristas de la sociedad, en un bajorelieve cargado a la vez de ternura.

Quizá porque aquello que distingue a un gran autor de uno sólamente bueno es su capacidad para ponerse a la misma altura de sus personajes. Amarlos a pesar de todo, saberse igual a ellos, en el fondo: alguien perdido, asustado, humano.

Diana P. Morales

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