Un verdadera partido de Champions es lo que se jugó anoche en El Madrigal. A excepción de algunos minutos de la 2º parte (tras el gol de los visitantes) que empañaron en cierta forma el partido.
El Villarreal comenzó su despliegue técnico desde el primer minuto, con un juego limpio y sin faltas, dominando sobre su rival y haciéndose con el balón sabedor de que dárselo al rival era un riesgo demasiado excesivo. El Arsenal por su parte reaccionó como se esperaba, con velocidad y la fuerza física que le caracteriza.
En el centro del campo Senna (el hombre del partido) y Eguren, hicieron un trabajo impecable en la distribución del juego. Por delante de ellos Ibagaza actuaba como conexión entre ellos y los delanteros Rossi y LLorente. En estas estaban cuando llegó el minuto 9 y el primer gol casi sin pensar, cuando Rossi retrasó para Senna y este lanzó un misil desde fuera del área que fue a la escuadra de la portería de Almunia, que parecía no creerselo.
El gol pareció hacer despertar a los gunners que empezaron a rondar por la portería de Diego López, aunque a pesar de los intentos el dominio seguía siendo amarillo. En el 27 el portero español del Arsenal tuvo que retirarse con un tobillo dolido tras un golpe fortuito con Rossi y en su lugar entró Lukasz Fabianski. Poco tiempo tuvo para entrar en materia cuando le llegó un nuevo disparo de Senna y otro de Rossi. Así se llegó al final del partido, con una jugada tras otra y disparos a puerta que no conseguían entrar. Hubiesen sido más los goles marcados si los chicos de Pellegrini hubiesen llegado con la puntería más afinada.
En el segundo tiempo hubo cambios en el equipo local y Mati Fernández entraba en el lugar de Cani para redondear la perfección del juego villa-realense, pero a pesar de ello el Arsenal comenzó con más fuerza. Cesc, que en la primera parte acusó la falta de juego tras tres meses de baja por lesión, tomó protagonismo adelantando las filas y presionando más cerca del área. A pesar de esto, apenas lograban los de Arsène Wenger inquietar a Diego López, y con el paso de los minutos, el Villarreal comenzó a inquietar a Fabiański. Pero cuando pensábamos que había esperanzas llegó Fábregas y lanzó un pase que Adebayor recibió de espaldas, sin problemas para rematar haciendo una media chilena. Tanto los defensas como el portero solo pudieron mirar como lanzaba.
El mazazo fue acusado por el submarino y vivió unos momentos de incertidumbre en los que no conseguía hacerse con el control del partido. Los gunners buscaban en el segundo gol para conseguir una mayor ventaja de cara a la vuelta, pero no llegó. LLegando al final con el equipo decaído, solo el ímpetu de Senna consiguió devolver la ilusión al estadio y a punto estuvo de marcar el segundo en un disparo que se fue fuera por milímetros.
Así las cosas, el Villarreal deberá echar el resto en el Emirates Stadium, a domicilio. Una afrente que puede ser difícil pero no inalcanzable. Hace dos años el Arsenal ya se cruzó en su camino hacia la final y de ellos depende que la historia no se vuelva a repetir.
Villarreal: Diego López, Ángel, Gonzalo Rodríguez, Godín, Capdevila, Cani (Matías Fernández), Senna, Eguren, Ibagaza (Guille Franco), Llorente (Pires) y Rossi.
Arsenal: Almunia (Fabianski), Sagna, Gallas (Djourou), Touré, Clichy, Walcott (Eboué), Song, Cesc, Denilson, Nasri y Adebayor
Imagen: Villarreacf
