La llegada del smartphone a nuestra vida nos ha hecho cambiar muchos de nuestros hábitos. Hoy en día, la mayoría de las personas no sabrían vivir si tener su móvil cerca de ellos gracias a las muchas posibilidades que ofrece. Uno de los principales motivos es la posibilidad de poder comprar cualquier cosa desde él. Según el “Informe Ditrendia: Mobile en España y en el mundo 2019”, el 63% de los españoles ya lo utilizan para realizar sus compras debido a su comodidad y su facilidad de uso.
Teléfono como método de pago
Aunque lejos de los porcentajes comentados anteriormente, cada vez son más las personas que utilizan sus teléfonos como una nueva herramienta a la hora de realizar sus pagos. Los últimos estudios lo sitúan en un 31%, pero en el resto del mundo se eleva hasta el 55%. Las estimaciones apuntan que para el año 2021, el 75% de las transacciones se harán por este medio.
La mayor seguridad, la experiencia del cliente, la proliferación de las pasarelas de pago y los ewallets como CHANGEiT de PaynoPain, empresa tecnológica española especializada en el desarrollo de herramientas de pagos online, así como la entrada en vigor de la segunda directiva de la Unión Europea sobre servicios de pago (Payment Service Providers de segunda generación, sus siglas en inglés PSD2) favorecerán esta tendencia.
En China, donde un 80% de los usuarios ya paga con el móvil, los sistemas basados en QR de WeChat y Alibaba ya han demostrado proporcionar una experiencia de usuario muy fácil e intuitiva, que ha permitido universalizar el smartphone como medio de pago en todos los estratos. En este sentido, el monedero electrónico CHANGEiT de PaynoPain, que funciona a través de un sistema QR, se convierte en una opción muy asequible y fácil de adaptar en cualquier país, sobre todo, en aquellos con menores recursos económicos, para avanzar en la popularización de los pagos móviles.
Por otro lado, la Autenticación Reforzada de Cliente (SCA), que contempla la nueva normativa europea PSD2,y cuyo objetivo es mejorar la seguridad de los pagos y reducir el fraude en el proceso de autenticación,también podría contribuir a impulsar el uso del smartphone como modalidad de pago, al obligar al usuario a utilizar al menos dos de los siguientes factores- algo que solo conozca el usuario, como, por ejemplo, una contraseña; algo que tenga el usuario, como un teléfono móvil o un tarjeta de coordenadas; y algo que forme parte de él, como su huella dactilar o iris- para verificar su identidad al acceder a una cuenta bancaria o al comprar online.
Esta doble autenticación exige a entidades financieras y organizaciones de los diferentes sectores de actividad implementar soluciones tecnológicas que les permitan adecuarse al marco que establece esta nueva normativa.
Problema para las pequeñas empresas
Estamos ante un proceso que tendrá un impacto «desproporcionado» en las pequeñas empresas pues, según un estudio de la consultora 451 Research, tres de cada cinco compañías con menos de 100 empleados no están seguras de cuándo cumplirán con la normativa. Esto podría suponer a la economía europea unas pérdidas de 57.000 millones de euros en los primeros 12 meses de su entrada en vigor.Los más afectados serán marketplaces, comercios online y todos aquellos negocios que realicen transacciones online, como el sector hotelero
Y es que, en palabras de Nebot, “las diferentes compañías deberán actualizarse lo antes posible y disponer de la tecnología necesaria para implementar en sus procesos y garantizar así la seguridad de los usuarios”. En este sentido, es clave que las empresas apuesten por una tecnología de pagos moderna que permita cumplir con la normativa, como la pasarela de pagos Paylands.
Gracias a su interfaz intuitiva, adaptable, segura y rápida, Paylands aporta una experiencia óptima de usuario desde cualquier dispositivo y hace posible una integración sencilla con los sistemas de eCommerce, utilizando tecnologías como el Big Data y Business Intelligence. La pasarela cuenta con la certificación PCI, que valida más de 50 parámetros técnicos y operativos, junto con una herramienta de monitorización de fraude, con el objetivo de asegurar la protección de la información de los consumidores y de las operaciones que éstos realizan.