Ante el creciente aumento de la longevidad, las principales compañías biotecnológicas de Silicon Valley están invirtiendo sumas megamillonarias que permitan alargar la expectativa de vida. Este fenómeno ha situado en el centro del debate científico y social la importancia de una medicina más humana y personalizada, un campo en el que destaca la figura del doctor Manuel de la Peña Alonso-Araujo.
Reconocido internacionalmente por su trayectoria en cardiología, el doctor De la Peña ha sido recientemente galardonado por la Academia de la Diplomacia del Reino de España con el título de Embajador de la salud y de la vida, un reconocimiento que refuerza su labor no solo en el ámbito médico, sino también en el estudio de la longevidad. Su obra Guía para vivir sanos 120 años se ha convertido en un referente, analizando cómo la combinación de hábitos saludables, avances científicos y una actitud positiva puede extender la vida libre de enfermedades.
En su libro, el doctor destaca que España cuenta con más de 20.000 centenarios, una cifra que supera los 700.000 a nivel mundial. A través de historias conmovedoras, explica cómo supercentenarios —personas que superan los 110 años— han logrado vencer patologías complejas como infartos, cáncer o cirugías mayores incluso en edades avanzadas. Entre estos casos, resalta los de Jeanne Calment, que llegó a los 122 años, y Kane Tanaka, quien vivió hasta los 119.
Más allá de los aspectos biológicos, De la Peña subraya el papel de la epigenética, señalando que el 75% de la longevidad depende de factores como la alimentación mediterránea, el ejercicio diario, la meditación y el uso de postbióticos, mientras que solo el 25% está ligado a la genética. Además, defiende un cambio de narrativa hacia las personas mayores, proponiendo términos como persona longeva en lugar de anciano, para fomentar un enfoque más respetuoso y digno.
Su trabajo también explora innovaciones tecnológicas, como el uso de inteligencia artificial (AlphaFold 3) para combatir el envejecimiento, y destaca hallazgos sorprendentes, como los niveles óptimos de colesterol y presión arterial en supercentenarios, que les permiten mantener una salud cardiovascular excepcional.
Pero su aporte va más allá de la ciencia: el doctor ha creado redes emocionales entre estos longevos, fomentando un sentido de comunidad que, según sus investigaciones, es clave para su bienestar. Como presidente del Instituto Europeo de Salud y Bienestar Social, ha reunido a premios Nobel y expertos internacionales para promover una medicina que integre humanismo y tecnología.
Con una carrera dedicada a desentrañar los secretos de la longevidad, el doctor Manuel de la Peña sigue inspirando al mundo médico y a la sociedad, demostrando que una vida más larga y saludable no es solo posible, sino también un derecho al que todos deberíamos aspirar.