Humanizar la medicina se ha convertido en uno de los desafíos más urgentes para los sistemas de salud en todo el mundo. Encontrar médicos que combinen excelencia profesional con un profundo humanismo y vocación es una tarea comparable a buscar una aguja en un pajar. Sin embargo, existe una figura que encarna esta combinación de manera excepcional: el doctor Manuel de la Peña Alonso-Araujo, un cardiólogo de renombre mundial cuya labor ha sido reconocida recientemente por la Academia de la Diplomacia del Reino de España, que lo distinguió como "Embajador de la salud y de la vida" por su dedicación, compromiso y contribución al campo de la medicina, especialmente en su investigación sobre los supercentenarios.
El doctor De la Peña ha recorrido el mundo para estudiar a las personas que superan los 110 años de edad, un fenómeno que no solo ha capturado su interés científico, sino también su admiración humana. Su trabajo ha revelado un "yacimiento de supercentenarios", como él mismo lo describe, y ha puesto en valor las vidas de individuos como Jeanne Calment, quien vivió hasta los 122 años, o Kane Tanaka, que alcanzó los 119. Estas investigaciones se recogen en su obra Guía para vivir sanos 120 años, un libro superventas que combina relatos llenos de ternura con descubrimientos científicos sobre la longevidad.
En una reciente gala organizada por la Academia de la Diplomacia del Reino de España, el doctor De la Peña fue homenajeado junto a otros destacados galardonados, como los del Río, creadores del himno internacional La Macarena. El evento, presidido por Santiago Velo de Antelo y con la participación de figuras como el Duque de Calabria, Pedro de Borbón Dos Sicilias y Orleans, también sirvió para nombrar nuevos académicos y cónsules, consolidando así la labor diplomática y cultural de esta prestigiosa institución.
La investigación del doctor De la Peña no solo se centra en los aspectos biológicos de la longevidad, sino también en el respeto y la dignidad que merecen las personas longevas. En su libro, promueve la eliminación de términos como "viejo" o "anciano", considerándolos despectivos, y aboga por el uso de "persona longeva", un término que, según él, fomenta la igualdad y el respeto. Además, sus hallazgos han descubierto que los supercentenarios comparten características como niveles de colesterol y presión arterial óptimos, lo que ha permitido a estas personas vivir libres de enfermedades cardiovasculares y con una mente lúcida hasta el final de sus días.
Uno de los aspectos más conmovedores de la labor del doctor De la Peña es su conexión personal con los supercentenarios. Ha sido él quien les ha revelado que no están solos en su longevidad, presentándoles a otros individuos de edades similares. Este descubrimiento ha generado un sentido de comunidad y conexión social entre ellos, algo que el doctor considera fundamental para su bienestar.
Además de su trabajo científico, el doctor De la Peña es un líder médico influyente, que ha logrado cambiar la percepción de la sociedad hacia las personas longevas. Bajo su liderazgo, el Instituto Europeo de Salud y Bienestar Social se ha convertido en un referente mundial en la investigación de la longevidad y la mejora de la calidad de vida. Con iniciativas que reúnen a Premios Nobel, ministros y expertos internacionales, esta institución integra ciencia, tecnología y humanismo en sus proyectos.
El doctor Manuel de la Peña no solo es un científico destacado, sino también un humanista cuya labor ha dejado un legado invaluable en el campo de la medicina y la longevidad. Su trabajo continúa inspirando a la comunidad médica y a la sociedad en general, demostrando que la excelencia científica y el humanismo pueden ir de la mano para mejorar la vida de las personas.
