El CEI Amapola en Galápagos, Premio COACM Emergente para Arquitectos de Menos de 40 Años

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El CEI Amapola, en Galápagos, premio COACM emergente, para arquitectos de menos de 40 años

El Centro de Educación Infantil ‘Amapola’ en Galápagos ha obtenido un notable reconocimiento en la II Edición de los Premios de Arquitectura y Urbanismo del COACM, celebrados en la primavera de 2024. Esta institución ha sido galardonada con el premio COACM emergente para arquitectos menores de 40 años, en la categoría de Obra Nueva.

El edificio, obra de OCA Arquitectos (compuesto por Bernardo García y Hernán Lleida), ha sido elogiado por el jurado, que lo describió como "poesía para materializar, de forma natural y espontánea, un lugar de juego para niños". En la ceremonia de premiación, que tuvo lugar en el Museo de Paleontología de Castilla-La Mancha (MUPA) en Cuenca, Bernardo y Hernán recibieron el premio de manos de César Sánchez, vicerrector de Cultura, Deporte y Responsabilidad Social de la Universidad de Castilla-La Mancha.

Durante su breve discurso de aceptación, Bernardo García destacó la importancia del equipo de trabajo que compone el despacho de OCA Arquitectos. Hizo mención especial del carácter multicultural del equipo, indicando que aunque él es canario y Hernán catalán, trabajando en el centro de España se sienten "un poquito más manchegos".

Elena Guijarro, decana del COACM, destacó el carácter innovador y sostenible del proyecto, mencionando que el premio ‘Emergente’ reconoce la capacidad de los jóvenes arquitectos para desarrollar propuestas que se alineen con nuevas tendencias de renovación, sostenibilidad y calidad. Según Guijarro, el Centro de Educación Infantil ‘Amapola’ combina "un gran diseño con las necesidades medioambientales", algo que convenció al jurado de su valor arquitectónico.

El diseño del edificio pretende más que ser una mera construcción; busca ser un catalizador de recuerdos para los niños que lo utilizan. Bernardo García expresó la aspiración de que los niños y sus familias recuerden siempre el tiempo pasado entre los muros de esta escuela. La estructura responde al desnivel de 4 metros entre la carretera y el final de la parcela, minimizando la excavación y permitiendo un recorrido gradual desde la calle hasta el edificio.

El CEI se organiza alrededor de un patio central rodeado por una serie de volúmenes en forma de nubes de ladrillo. El lado sureste del patio está abierto, asegurando una buena iluminación natural, y está protegido por una pérgola exterior. El diseño evita los ángulos rectos, favoreciendo una geometría más fluida.

El edificio se compone de cuatro volúmenes independientes: almacenamiento, aulas, administración y servicios comunes, todos interconectados por una pérgola de madera. Las fachadas perimetrales, esencialmente opacas, proporcionan aislamiento y protección ambiental, mientras que las áreas acristaladas están protegidas con vegetación para filtrar la luz solar.

El centro destaca también por su alta eficiencia energética, alcanzando una calificación A, que supera los estándares nacionales. Cuenta con sistemas avanzados de iluminación LED, control de consumo de agua y ventilación, así como un diseño que favorece la ventilación cruzada. El mobiliario de madera y las ventanas bajas están adaptados para los niños, teniendo en cuenta una perspectiva de género en su diseño.

El ‘Amapola’ se aleja de la arquitectura tradicional de las instituciones educativas, apostando por un diseño más sensible y humanizado. Los jardines y el patio exterior, con vegetación y áreas de juego, complementan la experiencia educativa interior, fomentando la imaginación y el desarrollo de los pequeños usuarios.

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