Cruzada contra museos de Nueva York y Londres

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La «cruzada» del ministro de Cultura turco, Ertugrul Gunay, para devolver a Turquía el patrimonio que las autoridades de este país consideran expoliado, comienza a pasarle factura a algunos de los museos más importantes de Gran Bretaña y Estados Unidos.

El Metropolitan Museum de Nueva York, el British Museum y el Victoria & Albert de Londres han visto algunas de sus exposiciones afectadas por la negativa turca a cederles ninguna obra mientras no devuelvan las piezas de origen turco u otomano que estas instituciones tienen en su colección.

«Como país rico en arqueología e historia, Turquía recibe muchos proyectos de cooperación de los principales museos del mundo. Los aceptamos, con la condición de que devuelvan los objetos robados», declaró hace unos meses el ministro de Cultura de Turquía.

La advertencia no era un farol. En las últimas semanas, el British Museum ha visto cómo la llegada de algunas de las piezas más importantes de su exhibición «Hajj: Viaje al corazón del Islam» (que pertenecen al Palacio Topkapi, y cuyas autoridades ya habían autorizado su traslado) era bloqueada por el Ministerio de Cultura.

Lo mismo ha ocurrido con la muestra «Los Otomanos», del Museo Victoria y Albert, y «Bizancio y el Islam», del Metropolitan de Nueva York, que se ha visto obligado a recurrir al Museo Benaki de Atenas para completar la exposición, cuya apertura está prevista para la semana que viene.

Las autoridades turcas reclaman al British Museum la devolución de una estela tallada del siglo I, que muestra al rey Antíoco I Epifanes, y que fue encontrada en el área de Samsat, en el sureste de la actual Turquía, en 1882. Fue comprada en 1911 por el famoso arqueólogo británico Leonard Woolley (conocido por sus excavaciones en la ciudad sumeria de Ur), trasladada a Siria, en aquella época bajo dominio otomano, y finalmente llevada al Reino Unido en 1927.

En cuanto al Victoria y Albert, la pieza de la discordia es una estatua de Eros, perteneciente al sarcófago Sidamara, del siglo III a.C. (que se exhibe en el Museo Arqueológico de Estambul), y del que fue arrancado por el arqueólogo Charles Wilson en 1882. El Metropolitan posee una docena de antigüedades reclamadas por Turquía.

Francia es otro de los países que podría verse afectado por estas restricciones, tal y como ha mencionado el ministro Gunay. Turquía ha recuperado más de tres mil piezas en los últimos cuatro años, entre ellas la llamada Esfinge de Hattusa, devuelta por Alemania, y la parte superior de una estatua de Hércules, entregada por el Museo de Bellas Artes de Boston.

Sin duda, esta cuestión resulta sobretodo polémica. Es comprensible que cada país reclame las obras de arte de su cultura y que sean los propietarios reales, sin embargo, la gran mayoría de museos que existen (unos más que otros) son poseedores de piezas de países extranjeros que en su momento fueron compradas o apropiadas debido a una falta de organización y control sobre el patrimonio en siglos anteriores. Está claro que museos de gran categoría como el British Museum o el Louvre en París, no serían lo que son si tuviesen que devolver cada una de las piezas que no pertenecen a su país.

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