En el Allianz Arena de Múnich el Chelsea ha alcanzado su primer título de la UEFA Champions League. Ha sido tras el 1-1 definitivo al final de los 90 minutos reglamentarios y de la prórroga, llevándose el triunfo en los penaltis.
El Bayern salió con Neuer, Lahm, Boateng, Tymoshchuk, Contento, Schweinsteiger, Kroos, Robben, Müller, Ribéry y Gómez. El Chelsea inició con Cech, Bosingwa, David Luiz, Cahill, Ashley Cole, Mikel, Lampard, Kalou, Mata, Drogba, Bertrand y Drogba.
Comenzaron dominando el balón los alemanes, anfitriones y con muchas ganas. Fuerte ataque alemán desde el primer minuto contra un Chelsea que se replegaba, aguantaba y esperaba para salir. El mando para los muniqueses, con control en el medio y alternativas arriba. Robben desbordó más que Ribéry, que no estuvo bien. Lo intentaron por bajo, combinando entre líneas, al igual que con disparos desde fuera o centros al área. Con todo, primera parte floja.
Ya en la segunda mitad, el guión cambió poco. El Chelsea defendió muy bien ante los ataques del equipo alemán. Bertrand, sorpresa en el 4-2-3-1 clásico de Di Matteo, reforzó la banda izquierda blue. Drogba hacía creer a los aficionados del Chelsea a la vez que ponía nerviosos a los seguidores del Bayern. Con medio balón llevaba peligro y la creatividad de Mata también colaboraba. Pese a todo, el Bayern seguía siendo superior y merecedor de un tanto, más que su rival.
En el minuto 83 un centro desde la izquierda fue rematado mal en el segundo palo por Müller, que no estaba brillando ni ha completado una buena campaña. Pero el cabezazo fue picado, y tras botar en el césped se elevó para entrar en la portería lo más alto posible y no volver a salir. La orejona parecía quedarse en Múnich. ¿Sería el Bayern el primer campeón de la Champions en su estadio?
Drogba no quiso. Hoy ha dado una razón más para considerarle uno de los mejores delanteros centro de los últimos tiempos. En el 88’ remató espectacularmente un córner de Mata. Gran salto, giro de cuello acompañando el cuerpo sublime y balón con violencia a la red. 1-1 y prórroga.
Nada más iniciarse el tiempo extra Drogba se tornaba en villano tras ser el héroe absoluto. Metió la pierna inocentemente, con la consecuencia de ser a Ribéry y en el área. Penalti. Robben lo lanzó fuerte y a su derecha, pero Cech adivinó y se quedó el balón. Había mucha más final de nuevo.
El cansancio ya estaba haciendo mella desde hacía bastantes minutos y se dejaba ver claramente en los jugadores de ambos equipos. Así llegaríamos a los penaltis. Empezó lanzando el Bayern. Acertó Lahm aunque Cech adivinó el sitio y lo tocó. Neuer se lo paró a Mata, que lanzó flojo y no esquinado. Gómez puso el 2-0 tirándolo fuerte, raso y pegado al palo, imposible para un Cech que se volvió a lanzar al sitio por el que fue el balón. David Luiz puso el 2-1 chutando fuerte a la escuadra, engañando a Neuer. Con confianza y seguridad, Neuer lanzó el tercer penalti muniqués. Lo marcó aunque Cech volvió a adivinar el sitio. La final alcanzaba cotas muy altas. Emocionante a más no poder y 3-1 para el Bayern en los penaltis. Lampard marcó, 3-2. Y Cech esta vez sí lo paró. A Olic, que lo lanzó a media altura y poco fuerte. Cole puso el 3-3. Y Cech se tiró bien por quinto penalti consecutivo, y de nuevo lo paró. Schweinsteiger lanzó bien, raso, pero el portero checo rozó el balón y el palo lo rechazó.
La historia final estaba dedicada a Drogba, que marcó el definitivo. El Chelsea levanta su primera Champions League. El sueño dorado de Abramovich se cumple 9 años después, tras la cruel derrota en 2008 en los penaltis. Esta vez los 11 metros sonrieron a los blues. Di Matteo suma dos títulos como entrenador interino y ha mejorado el equipo, que se mantiene fuerte y reforzado con la vieja guardia, los Terry, Lampard, Cech o Drogba, al mando.
El fútbol es muy grande. Ha premiado a Cech, Lampard, Terry o Drogba. Y contrasta con las 4 finales que ha perdido Robben en 2 años, y 2 en dos semanas. O con el llanto de un Schweinsteiger, jugadorazo donde los haya, que no lo merecía. Pero así es el fútbol. Los penaltis tienen por un lado la crueldad para el perdedor y la mayor explosión de alegría para el vencedor.
El Chelsea jugará la próxima Champions por ser vigente campeón, ya que en la Premier fue sexto. Manda al Tottenham a la Europa League.