En un día como hoy hace 80 años, la historia se transformó bruscamente cuando Estados Unidos arrojó una bomba atómica sobre Hiroshima, marcando un infierno el 6 de agosto de 1945. Este hecho terrible durante la Segunda Guerra Mundial no solo devastó la ciudad y cobró la vida de decenas de miles de personas, sino que también instauró un miedo persistente relacionado con el uso de armas nucleares en el futuro.
A pesar de los años transcurridos, la amenaza de un conflicto nuclear continúa acechando al mundo. Izumi Nakamitsu, alta representante de la ONU para Asuntos de Desarme, lo recordó durante la ceremonia conmemorativa en el Monumento a la Paz de Hiroshima, la única edificación que sobrevivió cerca del epicentro de la explosión. Este monumento, presente en la ciudad reconstruida, representa no solo la memoria de la tragedia, sino también la resiliencia de una comunidad que resurgió de sus cenizas.
Ante una multitud compuesta por sobrevivientes, familiares y representantes de 120 países, Nakamitsu rindió homenaje a los hibakusha, término que designa a los sobrevivientes de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki. «Sus voces se han convertido en una fuerza moral para la paz», afirmó la representante, subrayando que aunque su número es cada vez menor, su mensaje y legado perduran.
El acto de recordar la catástrofe no solo se limitó a la nostalgia, sino que fue un llamado a la acción. Nakamitsu destacó que en el instante en que se lanzó la bomba, la humanidad cruzó un umbral sin retorno, un recordatorio del poder devastador de las armas nucleares y la importancia de evitar que se repitan tales horrores. Hiroshima no solo fue capaz de reconstruirse, sino de cultivar una visión de un futuro sin armas nucleares, compartiendo esta esperanza con el mundo.
En el marco de este aniversario, también se conmemoraron 80 años de la fundación de la ONU. En un simbólico gesto, se plantaron en la sede de la organización en Nueva York retoños de un árbol de caqui que sobrevivió el bombardeo. Estos brotes representan un espíritu indomable y un compromiso colectivo de proteger a las futuras generaciones.
Lamentablemente, incluso en la actualidad, el uso de armas nucleares como herramienta de coerción se ha vuelto más frecuente, tal como lo expresó Nakamitsu. El alcalde de Hiroshima, Kazumi Matsui, advirtió sobre la creciente aceptación de estas armas en contextos de conflictos como los que ocurren en Ucrania y Medio Oriente.
Sin embargo, la ceremonia también trajo luces de esperanza, como el otorgamiento del Premio Nobel de la Paz 2024 al grupo antinuclear japonés Nihon Hidankyo, que representa a los sobrevivientes. Este galardón se entregó tras la adopción del Pacto para el Futuro por parte de países en la ONU, reafirmando su compromiso hacia un mundo sin armas nucleares.
Nakamitsu enfatizó que es crucial que los compromisos internacionales se traduzcan en cambios efectivos, instando a fortalecer el régimen mundial de desarme, particularmente a través del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares. Llamó a los países a aprender del coraje y la resiliencia de Hiroshima, y a trabajar en la eliminación de la existencia misma de las armas nucleares. «Recordar el pasado es proteger y construir la paz hoy y en el futuro», concluyó.
Fuente: ONU últimas noticias