En el décimo año de la guerra en Yemen, la situación del país sigue siendo alarmante, con millones de personas atrapadas en una crisis humanitaria que parece haber caído en el olvido de gran parte del mundo. Según las estimaciones actuales, cerca de 20 millones de yemeníes dependen de la ayuda humanitaria para sobrevivir, mientras que alrededor de cinco millones continúan desplazados a causa de la violencia y la inestabilidad.
A pesar de la dura realidad, muchos de los profesionales locales han permanecido en sus puestos para ayudar a sus comunidades, enfrentando riesgos constantes debido a los ataques aéreos y la escasez de recursos. A diferencia de otros, los yemeníes no tienen la opción de salir fácilmente de su situación; su futuro depende en gran medida de su contexto y la crisis que los rodea.
El conflicto en Yemen no solo se reduce a estadísticas y titulares de guerra. El país, con su rica historia y tradiciones, ha sido despojado de su humanidad en el discurso global. La gente que vive allí, como Basma, una madre que ha tenido que huir de su hogar, o Ibrahim, un anciano que perdió todo tras las inundaciones, son ejemplos de un sufrimiento cotidiano que rara vez se refleja en los medios. Las historias de estos individuos muestran las luchas diarias que enfrentan en busca de seguridad y necesidades básicas.
El desamparo se extiende también a personas que cruzaron fronteras en busca de una vida mejor, como Mohammed, un joven etíope que terminó atrapado en Yemen, expuesto a condiciones inhumanas. Su experiencia resalta la complejidad de la crisis y el nivel de sufrimiento que muchos deben enfrentar en silencio.
Lo que Yemen necesita ahora es un compromiso genuino por parte de la comunidad internacional. La guerra puede haber comenzado hace años, pero sus consecuencias son cada vez más agudas. Los yemeníes no son solo víctimas de un conflicto, sino seres humanos con aspiraciones y dignidad que merecen apoyo y solidaridad. Es fundamental que se pase de la compasión a la acción efectiva, alzando la voz por aquellos que han sido silenciados por el prolongado conflicto. No se puede permitir que Yemen sea un mero punto de discusión en conferencias internacionales; su gente merece atención, reflexión y, sobre todo, medidas concretas que cambien su situación.
Fuente: ONU últimas noticias