El Dr. Aitor Asensi, neumólogo de Policlínica Gipuzkoa, ha señalado que viajar, particularmente durante las vacaciones, puede desencadenar un aumento descontrolado de los síntomas respiratorios en pacientes con enfermedades respiratorias crónicas como el EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) y el asma. Estos pacientes suelen experimentar periodos de estabilidad en los que los síntomas están controlados, pero los cambios en el estilo de vida y el entorno que vienen con los viajes pueden agravar su condición.
Para ayudar a estos pacientes a desplazarse de manera segura, Asensi propone una serie de pautas. Viajar en avión o a grandes alturas puede ser especialmente desafiante debido a la reducción en la concentración de oxígeno que se experimenta en altitudes mayores, lo que puede disminuir el oxígeno en sangre o llevar a la insuficiencia respiratoria en estos pacientes. «Un paciente con una enfermedad leve no debe temer volar si lleva consigo la medicación de rescate», asegura el doctor, aunque aconseja a aquellos que necesitan oxígeno suplementario realizar una revisión previa con su médico.
Otro consejo de Asensi es ascender de manera progresiva a destinos de altitud elevada, superiores a los 2.000 metros sobre el nivel del mar, para permitir que el cuerpo se adapte gradualmente, reduciendo los síntomas como la fatiga y la disnea.
El clima del destino es también un factor importante: tanto los climas extremos como los climas secos, húmedos, cálidos o fríos pueden exacerbar los síntomas respiratorios. En ambientes muy secos, por ejemplo, la mucosa respiratoria puede volverse más viscosa, mientras que el aire frío puede causar broncoconstricción. En estos casos, el neumólogo recomienda llevar un inhalador de rescate a mano, en especial si el cambio de actividades incluye hacer más deporte o turismo.
La calidad del aire en el destino es otro asunto a considerar, especialmente en ciudades con altos niveles de contaminación, donde la respuesta del bronquio es inflamarse, empeorando los síntomas y aumentando el riesgo de sobreinfecciones. «Lo más importante es que el paciente sea consciente de su enfermedad, porque eso le permitirá saber cómo actuar», subraya Asensi, aconsejando llevar un plan de acción escrito que incluya instrucciones sobre el manejo de los síntomas, la medicación de rescate y los ajustes en el tratamiento de mantenimiento.
Para aquellos que dependen de oxígeno domiciliario, es crucial coordinar con su médico y la empresa suministradora antes de viajar, especialmente si el viaje incluye volar. «En la medida de lo posible, estos pacientes deben evitar cambios bruscos de clima y realizar los cambios de altitud paulatinamente», concluye Asensi.