Los bosques tropicales, vitales para la regulación del clima y la seguridad alimentaria a nivel global, están siendo destruidos a un ritmo alarmante por actividades humanas. En este contexto, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) ha emitido un urgente llamado a triplicar las inversiones anuales destinadas a su conservación.
Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA, enfatizó que los bosques son más que simples reservorios de carbono o hábitats para la vida silvestre; son la infraestructura fundamental de los sistemas globales de alimentación, agua y economía. Esto fue declarado en el marco de la presentación de dos informes relevantes. Andersen advirtió que no invertir en la protección de estos ecosistemas significa subestimar su verdadero valor, particularmente en países que enfrentan tensiones entre el desarrollo y la conservación.
Uno de los informes, titulado «Bosques en alto riesgo, beneficios de alto valor», destaca las múltiples ventajas de proteger 391 millones de hectáreas de bosques tropicales amenazados. Este estudio revela que estos bosques, cuya extensión es comparable a la de la Unión Europea, son cruciales para la regulación del agua, la seguridad alimentaria, la generación de energía y la resiliencia ante desastres. Actúan como refugios para polinizadores como abejas y aves, fundamentales para la agricultura y que garantizan la nutrición de millones de personas cada año. Además, su conservación podría prevenir pérdidas económicas de hasta 81.000 millones de dólares anuales debido a desastres naturales.
El informe también reconoce la necesidad de equilibrar los esfuerzos de conservación con el desarrollo equitativo, teniendo en cuenta los efectos socioeconómicos sobre las comunidades locales.
Por otro lado, en el informe «El estado de la financiación forestal: Triplicar las inversiones para 2030», se revela la magnitud del déficit financiero que frena la gestión sostenible de los bosques. A pesar de los compromisos internacionales, se estima que es necesario aumentar el gasto anual estatal de 84.000 millones de dólares en 2023 a 300.000 millones de dólares para 2030 y a 498.000 millones de dólares para 2050. Esto implica que las inversiones actuales deben multiplicarse entre tres y seis veces.
La agencia subraya que los recursos destinados al uso sostenible de bosques son no solo insuficientes, sino también mal orientados. Las subvenciones agrícolas dañinas para el medio ambiente superan los 400.000 millones de dólares anuales y contribuyen a la pérdida de 2,2 millones de hectáreas de bosques cada año, un área comparable a más de 30 veces la ciudad de Nairobi, sede del PNUMA.
El informe hace hincapié en la urgencia de alinear el desarrollo económico con la protección forestal. Se requiere una redirección de los flujos de financiamiento desde actividades que llevan a la deforestación, así como una realineación de incentivos fiscales y políticos hacia objetivos de sostenibilidad y seguridad alimentaria.
Fuente: ONU últimas noticias





