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En verano de 2008 os traíamos una noticia acerca de un acto de protesta: el dueño de un BMW Serie 3 quemó su coche, indignado por el precio al que había llegado el litro de gasolina. En Alemania, lugar del suceso, se pagaba a 1’55€ el litro –nota: por aquel entonces en España estaba alrededor de 1’40€-. Pero esta vez la noticia es bastante más impactante. Y es que el propietario de un Lamborghini Gallardo residente en Qingdao, China, estaba cansado del mal servicio que ofrece la marca en ese país y decidió que la mejor manera de protestar era destrozar su superdeportivo a base de martillazos.
Según cuenta Jalopnik, el coche dejó de funcionar tras hacer una visita en un taller oficial de Lamborghini. El dueño pagó a 9 personas para que rompieran el coche con todas sus fuerzas, justo el Día Mundial de los Derechos de los Consumidores. El resultado de todo?
Desde luego, destrozar un coche propio no es la mejor forma de protestar, y menos si es un Lamborghini (no son pocos los casos de coches defectuosos que se pasean con pancartas y rótulos para protestar). Si el dueño se ha atrevido a hacer esto, significa que el dinero no escasea en su cuenta corriente, y probablemente compre otro superdeportivo, que por el bien de todos, esperemos que no salga defectuoso.
A finales de 2007, un hombre chino alcanzó por detrás, con su Mercedes Clase S, a una furgoneta. Los airbags no se hincharon, y decidió convocar una rueda de prensa para decir que a partir de entonces solamente compraría coches chinos, que no se caracterizan precisamente por ser seguros. Con «sucesos» como éstos, parece que los chinos no son muy propensos a dar segundas oportunidades a los fabricantes extranjeros.
Detalles de la noticia: ChinaCarTimes