Las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) continúan llevando a cabo un asalto sistemático contra los derechos humanos en Sudán, según advirtió el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, en un comunicado emitido este viernes. Esta declaración surge en un contexto de creciente inacción global ante la crisis humanitaria que atraviesa el país, donde las hostilidades entre ambas fuerzas han arrastrado al pueblo sudanés a un estado de desesperación y sufrimiento.
Türk subrayó que la intensificación del conflicto, que ya se aproxima a su tercer año, ha desarraigado las vidas de millones de sudaneses. En su mensaje, hizo un llamado a las partes en conflicto para que depongan las armas y a la comunidad internacional para que tome medidas efectivas. La declaración resaltó la grave situación de los derechos humanos en una nación que enfrenta una crisis sin precedentes: 12.6 millones de personas han sido desplazadas, 24.6 millones se enfrentan a una grave inseguridad alimentaria y aproximadamente 17 millones de niños están fuera del sistema escolar.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) también manifestó su preocupación, informando que unos 25 millones de sudaneses enfrentan una inminente hambruna, calificando al conflicto como la mayor catástrofe de hambre del mundo. La situación se agrava aún más por el hecho de que la lucha por el control de recursos económicos clave, como el oro y la goma arábiga, se ha convertido en el motor del conflicto, alimentado por el comercio internacional.
Además, la violación de derechos humanos se ha incrementado, con ataques contra infraestructuras esenciales y prácticas de represalia brutal contra aquellos sospechosos de colaborar con la oposición. La violencia sexual se ha vuelto común, mientras que las amenazas y el acoso a miembros de la sociedad civil son cada vez más frecuentes, ahogando el espacio cívico y la libertad de información.
La crisis no solo afecta a los que se quedan en el país; se ha registrado un aumento en el número de refugiados, con cerca de 4 millones que han cruzado fronteras hacia países vecinos, huyendo de la violencia y buscando seguridad. Muchos de estos refugiados han sido víctimas de violaciones sistemáticas de derechos humanos y se enfrentan a la desolación y la pérdida.
Asimismo, la situación de los servicios de salud es alarmante. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los ataques a instalaciones sanitarias se han incrementado, resultando en más de 300 muertes y más de 270 heridos, mientras que el 80% de los hospitales en áreas conflictivas permanecen inoperativos. Estas circunstancias han llevado a un aumento en la mortalidad materna y obstétrica.
Ante la posibilidad de que las hostilidades se intensifiquen, especialmente en la región de Darfur Norte, Türk instó a la comunidad internacional a garantizar el respeto de los derechos humanos y a exigir responsabilidad por las numerosas violaciones. Sin embargo, los recortes en la financiación humanitaria han dejado a organismos como ACNUR lidiando con unas necesidades básicas que no están siendo atendidas, poniendo en riesgo la supervivencia de millones. La reducción de fondos limita el acceso a agua potable y aumenta el riesgo de enfermedades, creando un ciclo devastador para los desplazados y refugiados de Sudán.
Fuente: ONU últimas noticias