Cada año, cerca de 110.000 personas pierden la vida y más de cinco millones sufren lesiones en accidentes de tráfico en América Latina y el Caribe, según Jean Todt, enviado especial de la ONU para la Seguridad Vial. Esta alarmante cifra resalta que los accidentes de tráfico son la principal causa de muerte entre los niños de cinco a 14 años y la segunda entre los jóvenes adultos en la región. Más allá de la tragedia humana, estas pérdidas representan un impacto significativo para las naciones debido a la pérdida de vidas en sus etapas más productivas. Según el Banco Mundial, el costo económico de estos accidentes oscila entre el 2% y el 6% del PIB de la región.
Con el objetivo de resaltar la necesidad de integrar la seguridad vial en las estrategias de desarrollo urbano, Todt ha iniciado una misión en Ecuador, Perú y Chile. Durante su visita, se enfocará en cómo un sistema de transporte seguro y eficiente mejora el acceso a servicios esenciales como la educación y la salud, promoviendo la equidad en el acceso a estas necesidades.
América Latina se caracteriza por ser una de las regiones más urbanizadas del mundo, lo que hace crucial que la seguridad vial ocupe un lugar central en el desarrollo urbano. En este sentido, Todt sugiere potenciar la infraestructura destinada a ciclistas y peatones, especialmente en las cercanías de las escuelas, además de garantizar un transporte público limpio y accesible para todos los ciudadanos. Este enfoque no solo mejora la seguridad vial, sino que también fomenta vínculos económicos y sociales entre las áreas urbanas, periurbanas y rurales.
El compromiso por invertir en seguridad vial es esencial para cumplir con el ambicioso objetivo de reducir a la mitad el número de víctimas fatales en las carreteras para 2030. Todt ha enfatizado que tal inversión contribuiría a descongestionar las ciudades mediante calles diseñadas para peatones y bicicletas, así como un sistema de transporte público eficiente.
Para disminuir la cantidad de accidentes de tránsito, se deben implementar diversas medidas, como la aplicación estricta de las leyes, la inversión en educación vial y la mejora de la infraestructura. Asimismo, es vital movilizar el liderazgo político para incrementar la acción y el financiamiento, y llevar a cabo campañas de concienciación que fomenten un comportamiento responsable en todos los usuarios de las vías. Esta concienciación debe incluir aspectos fundamentales como el uso del cinturón de seguridad, la conducción a baja velocidad, el uso de casco en motocicletas y bicicletas, la prohibición del uso de teléfonos móviles mientras se conduce, y la importancia de no manejar bajo los efectos del alcohol o el cansancio, así como respetar a los peatones.
Fuente: ONU noticias Salud
