Testimonio desde Gaza: Soy Padre, Periodista y Desplazado

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En primera persona: Soy padre, periodista, desplazado y testigo de lo que está sucediendo en Gaza

En Gaza, la vida cotidiana se ha convertido en un constante intento de sobrevivir debido a la devastación provocada por la guerra. Desde la destrucción de su hogar en noviembre de 2023, un hombre relata cómo su familia, una vez parte de su mundo, ahora se ha convertido en historias que comparte con el exterior. Su tienda es el nuevo refugio que les brinda una sensación de seguridad en medio del caos.

Las condiciones son desgarradoras. Dormir en el suelo, cocinar con leña y luchar por conseguir un trozo de pan se han vuelto el día a día para muchos. El rostro de su hijo mayor, Ayham, refleja la pérdida de la infancia robada por el conflicto; ahora es un experto en las complejidades del abastecimiento de agua y alimento. El padre siente un orgullo profundo por el coraje de su hijo, pero también una impotencia abrumadora por no poder ofrecerle la protección que merece.

Mientras tanto, su esposa intenta proporcionar un rayo de esperanza a sus otros hijos. A pesar de la falta de educación formal debido a la destrucción de escuelas, Swar y Saba se aferran a lo que pueden aprender a través de un internet intermitente, mientras que Shams busca crear arte en pedazos de cartón en ruinas. El más pequeño, Momen, de apenas cuatro años, ha interiorizado el sonido de las explosiones como parte de su realidad infantil, dejando a sus padres lidiando con preguntas que no saben cómo responder.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha advertido que más de 625.000 niños en Gaza se han visto privados de una educación segura, una situación que amenaza el futuro de toda una generación. En medio de esta crisis humanitaria, el vacío que dejan las escuelas se nota cuando un periodista informa sobre un niño desnutrido o una madre que no puede alimentar a sus hijos. Las escenas en los puntos de distribución de ayuda humanitaria son desoladoras, con miles corriendo por harina y otros productos básicos, expuestos a un riesgo inminente por la desesperación de conseguir alimentación.

La denominación de hambruna se siente más palpable cada día, exacerbada por la inestabilidad económica y el colapso del sistema de salud, donde el 85% de los hospitales se encuentran fuera de servicio. Medicamentos básicos son inaccesibles para quienes padecen enfermedades crónicas, mientras que el Programa Mundial de Alimentos (PMA) denuncia la escasez de alimentos nutritivos.

En las calles de Gaza, tiendas de campaña se han establecido en cada rincón, ya que más del 85% de la población ha sido desplazada por el conflicto. La situación es insostenible y los sonidos de guerra son parte del paisaje sonoro diario. Las noches son especialmente aterradoras, marcadas por el temor a no despertar al día siguiente. Los residentes viven sumidos en una tensión constante, asumiendo la ansiedad como un estado habitual.

La necesidad de contar estas historias se hace más urgente. En medio de la tragedia, el periodista se esfuerza por ser una voz para aquellos cuya existencia ha sido silenciada. Con cada día que pasa, surgen preguntas sobre el futuro: ¿es posible la supervivencia? ¿Habrá un final a esta pesadilla? A pesar de la duda y la desesperanza, continuar contando es fundamental. Cada voz en Gaza es fundamental, cada historia merece ser escuchada.
Fuente: ONU últimas noticias