El conflicto en Sudán ha alcanzado una nueva y alarmante fase de intensificación, con un aumento de la violencia extrema contra la población civil. Esta advertencia fue emitida el pasado lunes por Khaled Khiari, subsecretario general de la ONU para Oriente Medio, Asia y el Pacífico, durante una reunión del Consejo de Seguridad solicitada por Sudán. En su intervención, Khiari subrayó que la situación en el terreno ha empeorado notablemente en las últimas semanas, particularmente en la región de Kordofán. Allí, las Fuerzas de Apoyo Rápido han logrado avances significativos, incluyendo la captura de instalaciones petroleras esenciales para la exportación de crudo procedente de Sudán del Sur. Al mismo tiempo, ciudades como Kadugli y Dilling se enfrentan a asedios cada vez más severos.
Khiari alertó sobre el riesgo de que el conflicto se expanda a nivel regional, tras confirmar el movimiento de fuerzas armadas entre Sudán y Sudán del Sur. Estos desplazamientos complican aún más la situación y podrían involucrar a países vecinos si no se implementan medidas urgentes. Asimismo, el incremento en el uso de ataques aéreos indiscriminados, incluidos los bombarderos no tripulados, ha llevado a un aumento en el número de civiles muertos. Se citó un ataque aéreo reciente en Kalogi, que resultó en la muerte de más de cien personas, entre ellas 63 menores, así como un ataque a una base logística de la ONU en Kadugli que dejó seis cascos azules de Bangladesh muertos y varios heridos.
El subsecretario general advirtió que estos ataques contra el personal de la ONU podrían constituir crímenes de guerra y subrayó que la organización está recopilando pruebas para identificar a los responsables. También denunció la detención arbitraria de civiles acusados de colaborar con el bando contrario y la creciente entrada de armamento sofisticado en la región.
La falta de rendición de cuentas en el conflicto ha alimentado la violencia, según Khiari, quien instó al Consejo de Seguridad a utilizar todos los instrumentos a su alcance para exigir la paz y proteger a los civiles. A medida que la guerra se aproxima a los mil días, enfatizó que sin responsabilidad no habrá paz duradera en Sudán ni estabilidad en la forma de abordar la situación regional.
Por su parte, Edem Wosornu, directora de la División de Respuesta a las Crisis de la Oficina de Asuntos Humanitarios, coincidió en que «la brutalidad del conflicto parece no tener límites». Según sus informes, alrededor de mil civiles han muerto debido a los ataques con drones en Kordofán del Sur en diciembre, y la situación en Kordofán del Norte también es alarmante. Las violaciones del derecho internacional son preocupantes, incluyendo matanzas y violencia sexual, particularmente tras la captura de El Fasher por parte de las Fuerzas de Apoyo Rápido.
Wosornu hizo un llamado urgente al Consejo de Seguridad para que envíe un mensaje claro de que no se tolerarán ataques a civiles ni otras violaciones del derecho internacional humanitario. A su vez, enfatizó la necesidad de una mayor protección para los trabajadores humanitarios en la región, quienes requieren garantías para operar con seguridad en un contexto de combates y tráfico de armas en aumento. Para aliviar el sufrimiento de la población sudanesa, Wosornu planteó tres ejes de acción: la protección de civiles, el acceso humanitario y el avance hacia una paz duradera.
Fuente: ONU últimas noticias
