Stealthing: la trampa sexual que España ya considera agresión y su impacto en la salud sexual

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Un delito sexual que vulnera el consentimiento y pone en riesgo la salud de las víctimas

En el marco del Día Europeo de la Salud Sexual, el fenómeno del stealthing ha cobrado mayor relevancia en el debate público y legal. Se trata de una práctica en la que una persona se retira el preservativo durante una relación sexual sin el consentimiento de su pareja, alterando el acuerdo inicial sobre las condiciones del encuentro. En España, esta conducta ya es considerada agresión sexual, y las recientes sentencias del Tribunal Supremo han establecido un precedente legal clave en la lucha por el reconocimiento de la autonomía y la libertad sexual de las víctimas.

Un caso pionero en España

En 2017, un caso en Sevilla marcó un hito en la jurisprudencia española. Una mujer denunció a su pareja por haberse quitado el preservativo sin su consentimiento durante una relación sexual, tras haber exigido explícitamente su uso. El acusado fingió colocárselo, y como resultado, no solo cometió un delito de abuso sexual, sino que también transmitió una infección de transmisión sexual (ITS) a la víctima.

El Tribunal condenó al agresor a tres años de prisión por abuso sexual y seis meses adicionales por lesiones. Esta sentencia fue una de las primeras en reconocer el stealthing como un delito que vulnera la libertad sexual y el consentimiento de la víctima.

En 2023, el Tribunal Supremo reafirmó esta postura, al dictar una sentencia clave que estableció que el stealthing constituye agresión sexual, ya que modifica sustancialmente las condiciones bajo las cuales se había dado el consentimiento inicial.

«El stealthing supone una variación sustancial del tipo de relación consentida en un primer momento. No solo es una agresión física, sino también una violación de la autonomía sexual y personal de la víctima», explica Oriol Martínez Sanromà, profesor de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), que ha liderado debates académicos sobre este fenómeno.

El stealthing y el consentimiento en el marco legal

El debate sobre el stealthing ha estado presente en foros académicos y jurídicos en los últimos años. Sin embargo, la sentencia del Tribunal Supremo de 2023 consolidó la interpretación de que retirar el preservativo sin consentimiento desborda el acuerdo inicial y transforma el acto en una agresión sexual.

Uno de los aspectos clave en esta decisión fue la distinción entre «consentimiento fuerte» y «consentimiento débil», según la Sentencia 603/2024. Mientras que el consentimiento débil implica una aceptación pasiva del acto sexual, el consentimiento fuerte requiere que la persona tenga pleno conocimiento de las condiciones en las que se desarrolla la relación. En este caso, el engañar sobre el uso del preservativo altera sustancialmente el consentimiento, lo que convierte el acto en una agresión sexual según el marco jurídico español.

No obstante, la prueba de este tipo de delitos sigue siendo un desafío. En ausencia de pruebas físicas, el testimonio de la víctima suele ser el principal elemento probatorio. Según los criterios establecidos por el Tribunal Supremo, si la víctima mantiene un relato coherente y persistente a lo largo del proceso judicial, su testimonio puede ser suficiente para una condena.

«El mayor reto radica en la prueba del consentimiento y en demostrar que el acusado se retiró el preservativo sin avisar. Es aquí donde el testimonio de la víctima cobra una relevancia crucial en la valoración judicial», señala Martínez Sanromà.

Impacto psicológico y social del stealthing

Más allá de las consecuencias legales, el stealthing tiene un impacto profundo en la salud emocional y física de las víctimas. Un estudio de la Universidad de Northumbria publicado en 2023 concluyó que muchas personas que han sufrido esta agresión experimentan ansiedad, depresión, estrés postraumático y desconfianza en futuras relaciones.

El engaño sobre el uso del preservativo genera una sensación de vulnerabilidad y violación de la autonomía personal, lo que puede afectar la vida sexual de la víctima a largo plazo. Además, los riesgos incluyen:

  • Transmisión de infecciones de transmisión sexual (ITS).
  • Embarazos no deseados.
  • Dificultades emocionales y psicológicas, incluyendo culpa y vergüenza.

El estudio también destacó que muchas víctimas no denuncian por miedo a la revictimización o por la dificultad de probar el delito en un contexto de intimidad.

El stealthing en la legislación internacional

El reconocimiento del stealthing como un delito sexual varía en función de cada país. En Europa, Suiza fue el primer país en condenarlo en 2017, seguido de Suecia en 2018, donde se aprobó una ley de consentimiento afirmativo que incluye esta práctica dentro de los delitos de violación. Dinamarca también ha anunciado planes para tipificarlo como delito en su Código Penal.

En Estados Unidos, California se convirtió en el primer estado en tipificar el stealthing como delito civil en 2021, permitiendo a las víctimas demandar a sus agresores. Otros estados han procesado casos de stealthing bajo leyes generales de agresión sexual o violación.

En Reino Unido, el caso R v Lawrance (2020) estableció que retirar el preservativo sin consentimiento anula el consentimiento original, lo que puede llevar a una condena por agresión sexual.

En España, la reforma del Código Penal ha permitido consolidar la postura de que el stealthing debe considerarse una agresión sexual, aunque no exista una tipificación específica.

«Algunos expertos proponen una ley específica para el stealthing, mientras que otros consideran que ya encaja dentro de los delitos de agresión sexual. En España, la jurisprudencia ha sido clara en su reconocimiento de esta práctica como una vulneración grave del consentimiento», explica Martínez Sanromà.

Hacia una mayor concienciación social y legal

El reconocimiento del stealthing como una forma de violencia sexual representa un avance en la protección de los derechos sexuales y la libertad individual. Sin embargo, los expertos insisten en la necesidad de mayor concienciación y educación sexual para prevenir este tipo de conductas.

Desde la UOC y otras instituciones académicas, se promueven iniciativas para sensibilizar sobre el consentimiento y la autonomía sexual. Al mismo tiempo, asociaciones como Afanion y la Fundación Aladina han impulsado campañas de prevención y apoyo a víctimas de violencia sexual.

A medida que el debate sobre el stealthing sigue evolucionando, el desafío principal radica en fortalecer la legislación y mejorar los mecanismos de prueba, garantizando que las víctimas puedan denunciar sin miedo a represalias o falta de credibilidad.

El Día Europeo de la Salud Sexual representa una oportunidad para reflexionar sobre los avances logrados y las áreas en las que aún queda trabajo por hacer. La consolidación del stealthing como delito sexual en España es un paso importante, pero el camino hacia la justicia y la prevención de la violencia sexual sigue siendo un reto global.