Lo subrayo, nunca hubo un tráiler tan malo. Los Ojos de Julia se vende como una película de terror de apariciones al uso, con sus pasadizos oscuros, sus sombras que se mueven y sus susticos cuando aparece una mano por detrás. Pues los cojones, Los Ojos de Julia es una estratosférica película de suspense con sutiles toques sobrenaturales accesorios para acentuar la tensión y el aura de misterio.
La historia nos presenta a Julia, que vuelve a casa de su hermana cuando percibe que le ha pasado algo y, efectivamente, la encuentra muerta en extrañas circunstancias y no deja de investigar a pesar de su progresiva pérdida de visión, que se va acentuando a raíz de este suceso. Los ingredientes fantasmagóricos iniciales hacen presagiar que estamos ante un nuevo El Orfanato, pero poco a poco la trama sobrenatural se va diluyendo en la huída hacia adelante de Julia, que se va quedando sola a medida que va perdiendo la visión y se va acercando a la verdad de los sucesos.
El ritmo que impone Guillem Morales es vertiginoso, trabajado sobre las bases de un guión impecable y un apuradísimo diseño de producción, y que nos evoca a una maravilla de película que se emana orgullosamente del estilo más clásico que el talentoso director completa con un sello de maestría, su estilo irreverente y de verdadera modernidad.
La empatía que consigue generar con la ceguera de Julia es fruto de una inmensa creatividad y conocimiento del oficio, ya que a través de planos subjetivos y con el “simple” hecho de no mostrar NINGÚN rostro que no sea el de Belén Rueda durante su invidencia; contagia al espectador con la angustia de la protagonista.
Además, la bendita falta de complejos del director le hace capaz de apuntalar su mejor película inventándose un monólogo shakesperiano con un primer plano de Pablo Derqui o de hacer uso de la violencia explícita que tan poco se prodiga en películas de este tipo, y que tanto se aplaude en Sitges.
Y con todo esto, si la cereza del pastel de esta emotiva e trepidante película es una Belén Rueda que de nuevo sienta cátedra con su gloriosa interpretación, el resultado es un film imprescindible que sin duda es lo mejor, de calle, que ha dado el cine español, como mínimo, este año.