El proceso de divorcio es un periodo complejo que abarca una serie de aspectos emocionales, legales y financieros. Un tema particularmente sensible y que genera numerosas dudas es el destino de la vivienda familiar. Esta propiedad no solo tiene un valor económico significativo, sino que también representa el centro del hogar, lo que a menudo complica aún más las decisiones en torno a ella. Preguntas como «¿Quién se queda con la casa?» o «¿Qué ocurre cuando hay hijos menores?» son frecuentes entre las parejas que enfrentan un divorcio.
Sergio Gómez, abogado especializado en derecho inmobiliario y de familia, se ha encargado de abordar las principales cuestiones relacionadas con la gestión de la vivienda familiar durante un divorcio. Según Gómez, la vivienda se convierte en un punto crucial dentro de las negociaciones, y su destino depende del bienestar de los hijos y las circunstancias económicas de los cónyuges. Las opciones que se presentan pueden incluir que uno de los padres se quede con la casa adquiriendo la parte del otro, proceder a la venta de la propiedad y repartirse los beneficios, o aplicar el concepto de «casa nido». Esta última opción, aunque es temporal, permite que los hijos permanezcan en la vivienda familiar mientras los padres alternan su residencia, ofreciendo estabilidad a los menores y reduciendo el estrés logístico. Sin embargo, los costos elevados asociados al mantenimiento de tres viviendas pueden ser una desventaja significativa.
Por otro lado, cuando los hijos alcanzan la mayoría de edad y se vuelven independientes económicamente, suele ser más común que la vivienda se venda y los beneficios se repartan entre los cónyuges, a menos que uno decida adquirir la parte del otro. En caso de desacuerdo, la situación puede terminar resolviéndose en los tribunales.
Asimismo, es crucial definir quién se hará cargo de los gastos de la casa tras la separación. Generalmente, ambos cónyuges comparten los gastos de la hipoteca, mientras que el día a día recae sobre quien habite la vivienda.
La posibilidad de vender la casa familiar depende de varios factores. La ausencia de hijos menores facilita la venta y repartición de beneficios, mientras que la mayoría de edad de los hijos también abre esa puerta. Sin embargo, un acuerdo mutuo o una orden judicial también pueden determinar la venta en cualquier momento.
Si uno de los cónyuges se niega a vender la casa, el otro puede recurrir a la mediación o a la vía judicial. Un juez podría ordenar la venta forzada para dividir los activos, aunque podría permitir que uno de los progenitores permanezca en la vivienda hasta que los hijos alcancen la mayoría de edad si esto fuese lo más beneficioso para ellos.
Manejar la vivienda familiar tras un divorcio requiere considerar varios factores como la custodia de los hijos y los acuerdos económicos entre los cónyuges. Contar con el asesoramiento de un abogado especialista en derecho de familia, como Sergio Gómez, resulta esencial para garantizar que se alcancen acuerdos justos y equitativos para todas las partes involucradas. Para aquellos interesados en profundizar en la gestión de la vivienda familiar tras un divorcio, se encuentra disponible información más detallada en el artículo completo proporcionado por Gómez.