Eso dijo Ángel González cuando murieron algunos de sus mejores amigos de generación: Barral, Gil de Biedma, Benet, Hortelano, Alarcos, José Agustín Goytisolo…
Luego tuvo otros nuevos que inyectaron vida a su escepticismo y que hoy sentiran su pérdida y tendrán, como él entonces, nublado el porvenir.
Ya habla el enlace de este poeta extensivamente, pero quiero destacar su gusto por la ironía capaz de expresar el sí y el no acerca de las cosas, como dice él mismo.
Y hoy, en su recuerdo, este poema del autor de Palabra sobre palabra.
¿CÓMO SERÉ…
¿Cómo seré o
cuando no sea yo?
Cuando el tiempo
haya modificado mi estructura,
y mi cuerpo sea otro,
otra mi sangre,
otros mis ojos y otros mis cabellos.
Pensaré en ti, tal vez.
Seguramente,
mis sucesivos cuerpos
-prolongándome, vivo, hacia la muerte-
se pasarán de mano en mano
de corazón a corazón,
de carne a carne,
el elemento misterioso
que determina mi tristeza
cuando te vas,
que me impulsa a buscarte ciegamente,
que me lleva a tu lado
sin remedio:
lo que la gente llama amor, en suma. Y los ojos
-qué importa que no sean estos ojos-
te seguirán a donde vayas, fieles.