Romeo: ¿Y no tiene labios el santo lo mismo que el romero?
Julieta: Los labios del peregrino son para orar.
Romeo: ¡Oh, es una santa! Cambien pues de oficio mis manos y mis labios. Ore el labio y otórgueme lo que le pido.
Julieta: El santo escucha con tranquilidad los ruegos.
Romeo: Entonces, escúcheme tranquila mientras mis labios oran, y los suyos se purifican. (La besa).
Julieta: En mis labios queda la huella de su pecado.
Romeo: ¿Del pecado de mis labios? Ellos se retractarán con otro beso.
Estos versos son algunos de los más conocidos del teatro universal. Pertenece, como ya habrás adivinado, a la obra Romeo y Julieta, de cuyo estreno en Londres se cumplen hoy 417 años. La obra cuenta la historia de amor entre dos jóvenes pertenecientes a familias rivales, los Montesco y los Capuleto, que finaliza con el trágico final de los amantes. Aunque fue William Shakespeare el que hizo famosa la historia, lo cierto es que no fue el primero en escribirla.
El italiano Mateo Bandello, que falleció en 1560, había escrito un cuento llamado La trágica historia de Romeo y Julieta. En esta obra, se cuenta, se inspiraron Lope de Vega para escribir la obra Castelvines y Monteses y el propio Shakespeare para su pieza teatral más conocida. También las obras Mucho ruido y pocas nueces y Noche de reyes se basaron en obras anteriores del mismo autor. Algunos años antes de que se estrenase, en 1582, William Painter escribió una versión en prosa de la historia de los amantes de Verona.
Millones de personas en todo el mundo han vibrado con la historia de amor que ha traspasado todos los límites temporales y geográficos. A tanto ha llegado este fenónemo, el Ayuntamiento de Verona, dada la popularidad que ha adquirido el municipio, ha ofrecido a las parejas que quieran casarse, el famoso balcón de Julieta para sellar su amor – previo pago de unos 700 euros-.