Un informe de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU ha revelado este miércoles las graves violaciones de derechos humanos perpetradas por el anterior gobierno de Bangladesh y las fuerzas de seguridad e inteligencia, en conjunción con miembros violentos del partido de la Liga Awami. Estas acciones constituyen una represión brutal y sistemática de las protestas estudiantiles que estallaron el año pasado.
El Alto Comisionado de la Oficina de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, ha declarado que existen motivos razonables para creer que cientos de ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias y torturas se llevaron a cabo con el conocimiento y la coordinación de altos funcionarios políticos y de seguridad como parte de una estrategia destinada a reprimir las protestas. Según el informe, se estima que entre el 1 de julio y el 15 de agosto podrían haber muerto hasta 1400 personas, y miles resultaron heridas, principalmente debido a los disparos de las fuerzas de seguridad. Alarmantemente, un 12-13% de los fallecidos eran niños, mientras que las fuerzas policiales informaron la muerte de 44 de sus agentes.
Las movilizaciones comenzaron tras la decisión del Tribunal Supremo de reinstaurar un sistema de cuotas en los empleos públicos, en medio de denuncias sobre la corrupción y una gobernanza destructiva que había exacerbado las desigualdades económicas. El informe sostiene que el antiguo gobierno adoptó medidas cada vez más violentas para mantener el control y reprimir las protestas, calificándolas como una estrategia calculada para aferrarse al poder frente a una creciente oposición.
La investigación también concluye que había una política oficial que promovía ataques violentos contra los manifestantes, lo que podría dar lugar a crímenes de lesa humanidad. La Oficina de Derechos Humanos de la ONU documentó patrones de actuación en los que las fuerzas de seguridad dispararon y mutilaron a los manifestantes, incluidas ejecuciones extrajudiciales como la del joven Abu Sayed, quien fue filmado gritando en una protesta.
El informe también pone de relieve el impacto desproporcionado sobre las mujeres y los niños, quienes sufrieron detenciones arbitrarias y agresiones. Las mujeres líderes de las protestas enfrentaron violaciones de sus derechos, incluidos casos de tortura y amenazas de violencia sexual, con el objetivo de disuadir su participación en las manifestaciones. Por su parte, los niños no solo fueron víctimas de detenciones y torturas, sino que también hubo reportes de muertes de menores por la represión policial.
Además, se documentaron inaceptables obstrucciones a la atención médica crítica a los manifestantes heridos y una serie de represalias violentas contra comunidades religiosas e indígenas. A pesar de que se han realizado detenciones relacionadas con estos abusos, muchos de los responsables siguen en libertad.
Frente a esta situación, el informe presenta varias recomendaciones, instando a reformas en los sectores de seguridad y justicia, la prohibición de municiones letales en el control de multitudes, y la implementación de un proceso de justicia penal imparcial para abordar las violaciones graves de derechos humanos. Türk enfatizó la necesidad de un proceso integral para enfrentar los horrores de este periodo, garantizando que las graves violaciones no se repitan en el futuro. La Oficina de Derechos Humanos expresó su disposición a apoyar a Bangladesh en este crucial proceso de rendición de cuentas y reforma.
Fuente: ONU últimas noticias