El crecimiento de los bosques se ha consolidado como un elemento fundamental en los esfuerzos de la Unión Europea para garantizar una gestión forestal sostenible, impulsar la bioeconomía y alcanzar los objetivos climáticos. Sin embargo, este crecimiento varía considerablemente entre los diferentes países miembros, influyendo factores como las especies de árboles y la edad de los montes.
Los datos más recientes del año 2023 revelan que Portugal ha alcanzado el crecimiento más destacado entre los países de la UE, con un incremento del 11,1% en relación con el stock inicial de madera. Le siguen Dinamarca, con un 7,6%, e Irlanda, con un 6,8%. En contraste, Malta se reporta sin ningún crecimiento y Chipre ocupa la última posición con un aumento del 1,6%. Estonia y Bulgaria no se quedan atrás, pues ambos países alcanzaron un crecimiento de solo el 1,8%.
Para comprender mejor el crecimiento neto del stock de madera, es crucial tener en cuenta tanto las extracciones como las pérdidas naturales. En este sentido, un total de 17 países informaron un aumento en sus índices de crecimiento en comparación con el año anterior. Las tasas más significativas fueron observadas en Irlanda, con un incremento del 3,6%, seguida por Dinamarca (+3,2%) y Chipre (+1,6%). Sin embargo, no todos los países gozan de un panorama tan optimista. Las caídas en las cifras de crecimiento se han establecido en algunos casos, destacándose Lituania con un descenso del 1,8%, la República Checa con -1,7% y Estonia, que registró una bajada del 0,6%.
La variabilidad en las cifras de crecimiento forestal no solo pone de relieve las diferencias ecológicas y de manejo entre los países de la UE, sino que también plantea importantes cuestiones sobre cómo las políticas locales e internacionales influyen en la salud de los ecosistemas forestales y, en última instancia, en los objetivos de sostenibilidad de la región.





