La lucha contra el cáncer de mama ha experimentado notables avances en las últimas décadas, no solo en términos de supervivencia —con una tasa de supervivencia a cinco años que ha alcanzado el 99% en muchos lugares cuando el cáncer es detectado temprano— sino también en el tratamiento de las secuelas físicas que deja la enfermedad. Nuria Sáez, fundadora y presidenta de la Asociación de Enfermeras de la Imagen Corporal y CEO de NUS Agency, celebra que el sistema sanitario haya comenzado a dar importancia a la regeneración estética post-tratamiento oncológico, una necesidad que durante mucho tiempo fue ignorada.
Alejandra Cano, psicooncóloga del Hospital Vall d’Hebrón, enfatiza la carga emocional que conlleva el cáncer. Desde el diagnóstico hasta después del tratamiento, las huellas físicas, tanto visibles como invisibles, impactan profundamente en la calidad de vida de los pacientes. Para muchas mujeres, el cambio en su imagen corporal, como la pérdida del cabello, supone un reto significativo, ya que pasa a ser un símbolo visible de su batalla contra la enfermedad.
La posibilidad de la reconstrucción mamaria inmediata después de una mastectomía es un avance crucial en el tratamiento, aunque el proceso emocional de la pérdida de una parte del cuerpo sigue siendo desafiante. El acompañamiento psicológico es fundamental para ayudar a las mujeres a atravesar este proceso, como explica Cano, especialmente cuando el soporte médico disminuye con el tiempo.
Ainhoa Marín, responsable de bienestar emocional de la Asociación Española Contra el Cáncer en Barcelona, destaca que entre el 30% y el 50% de las mujeres que superan el cáncer de mama desarrollan síntomas clínicos que requieren apoyo emocional. La aceptación del cuerpo post-cáncer es vital para mejorar la calidad de vida de las pacientes, quien hace hincapié en la importancia de la imagen corporal como parte integral de la recuperación.
Begoña Solà, enfermera gestora especializada en imagen corporal oncológica, se ha encontrado con pacientes que dudan en someterse a tratamientos agresivos por el temor a los cambios en su apariencia física. El sentido de identidad afectado por la pérdida del cabello o las cejas es claramente un factor importante en sus decisiones.
La inclusión de técnicas de regeneración, como la micropigmentación, en las unidades de cuidado postoperatorio, es una victoria para quienes han luchado por que estas necesidades sean atendidas. Estas medidas proporcionan a las pacientes oncológicas las herramientas necesarias para cerrar un capítulo doloroso y comenzar una nueva etapa con más fortaleza y esperanza.
Programas como el de la Fundación Ricardo Fisas Natura Bissé, que ofrece tratamientos gratuitos de estética oncológica, refuerzan este enfoque integral al atender las necesidades estéticas de pacientes en recuperación. El programa ya se ha implementado en 22 hospitales y asociaciones, brindando más de 12.000 tratamientos a más de 3.500 personas. Estos servicios ayudan a aliviar los efectos secundarios de los tratamientos contra el cáncer, permitiendo a las mujeres recuperar su sentido de identidad y abrazar su nueva normalidad con confianza.
