Rafa Nadal consiguió ayer su primer oro olímpico en Tenis y horas después se proclamaba número uno de la ATP. Increible, magestuoso, magnífico… todos los calificativos son pocos para describir la hazaña del tenista de manacor que ha firmado uno de los mejores años de su vida deportiva (y eso que aun le quedan torneos por disputar).
Ya no es sólo es rey de la tierra batida, sino también el rey de la hierba y el rey de la pista rápida. El rey, simple y llanamente, y su posición en lo alto de la lista de la ATP así lo dice.
Aún así Rafa sufrió en la semifinal contra Novak Djokovic, algo esperado por otro lado ya que el serbio es y se perfila como un rival muy duro de aquí en adelante. Finalmente Nadal se metió en la final en el tercer set y Djokovic abandonaba con lágrimas la pista central del complejo de Tenis de la Villa Olímpica.
En la semifinal le esperaba el chileno Fernándo González. Aunque en España a pocos nos sonaba su nombre, González contaba en su haber con un oro y un bronce olímpico, unos datos nada despreciables. Finalmente 6-3, 7-6 (7-2) y 6-3 fueron los números que dieron a Rafa la victoria y los subieron al olimpo de los dioses del deporte, ese al que pocos pueden acceder.
