Decían las malas lenguas, tan bífidas como la mía, que los grandes directores norteamericanos de la época dorada de Hollywood, eran todos europeos. Si exceptuamos algunos muy ilustres –Orson Welles, John Ford…- cierto es que Billy Wilder, Fritz Lang, William Wyler, Jacques Tourneur, Frank Capra, Ernst Lubitsch, Michael Curtiz, Otto Preminger, Alfred Hitchcock etc. procedían todos del viejo continente. Dentro de esta lista habría que encuadrar también al menos conocido y reconocido René Clair, francés que dirigió varios filmes al otro lado del Atlántico, entre ellos los dos más famosos y que, además, con consecutivos en su realización: Sucedió mañana y Me casé con una bruja.
De los dos, el más peculiar me parece el primero. Aunque ambos comparten ese aire al cine de Frank Capra, ese gusto por los cuentos con toque fantástico: fantasmas, brujas… y por supuesto con final feliz, que, al terminar la película, quedemos todos contentos y satisfechos, y no suframos nada.
Pese a que en los créditos se cite al escritor fantástico inglés Lord Dunsany como autor del guión, en realidad de él se tomaron algunas ideas, y lo que verdaderamente parece ser la fuente del film es un relato de Herbert George Wells, que en nuestro país se titula: La extraña historia del periódico de Brownlow.
El argumento trata, empezando con una analepsis que se recupera al final, básicamente de un periodista, sin futuro, que se ve favorecido por un antiguo compañero jubilado, quien, a modo de espectro benefactor, le entrega periódicos con una antelación milagrosa. De tal modo que, el protagonista, va a disfrutar de un dulce éxito laboral, económico y social, que se truncará cuando en uno de los diarios ve anunciada su propia muerte.
Como dije antes, la trama se inspira en la narración de Wells. Similar historia desarrollará ya en la década de los ochenta Robert Zemeckis, en la segunda parte de su existosa serie de películas de Regreso al futuro. En este caso, al contrario que René Clair, acercándose al género fílmico de la ficción científica. Lo cual dicho sea de paso, seguro que agradaría más a Wells, dada su pasión por anticipar el futuro, o los futuros.