Quizás la gente ha preferido al tenista español por todo lo que ha realizado durante el año, ya que al proeza de los ocho oros de Phels es una cosa que no se cree que se repita nunca, el hecho de igualarla, y mucho menos en superarla, pero este año ha sido el del deporte español y por eso se lo han tenido que dar al emblema, que no es otro que Nadal, que no solo ha sabido llevar la bandera con mucho orgullo en Pekín, donde se proclamó campeón olímpico, sino que ha sabido llevar también el espíritu que tantas veces se dice en el radio y en la tele, ya que ha sido capaz de vivir en la Villa Olímpica cuando tenía un hotel, pero él quería estar al lado de sus compañeros, aunque muchas veces le agobiaran con fotos y autógrafos.
Este es el año de Nadal, no solo ha conseguido romper el maleficio de ganar solo en tierra batida, donde sigue imbatido en Roland Garros, sumando su cuarto consecutivo y derrotando de forma muy cómoda en la final a Roger Federer, sino que también ha ganado en la hierba de Wimbledon, haciendo historia sobre una superficie que era propiedad del ex-número uno del mundo, y es que hay que poner «ex» entre otras cosas porque Nadal se ha asegurado el primer puesto de la clasificación del 2008, además puede hacer más historia si gana el US Open, cosa que en estos momentos no extrañaría a nadie.
