Ni la lluvía, que impidió que se disputara el partido a la hora que se había dicho, hizo que Nadal se desconcentrara, y es que el manacorí es un seguro de vida y más si hablamos de la Copa Davis, y lo ha vuelto a demostrar ante un Andy Roddick que acabó desesperando y aplaudinedo lo que hacía el español.
Rafa Nadal salió a la pista con la misión de impedir que Roddick se sintiera a gusto, que se creyera ganar, y fue una «tarea fácil» por la estrategia que siguió el estadounidense, porque no paraba de subir a red sin especular con el golpe del español, y eso beneficiaba una y otra vez los passing de éste último, además el servicio demoledor tampoco era tal, y Nadal consiguió el break en el juego siete del partido, al final lo cerró con un 6-4.
El segundo fue el más increíble, porque hizo un rosco, cosa que no había conseguido nunca en los anteriores enfrentamientos, pero en esta ocasión todo estaba de cara para el español, y más cuando en el tercer set fue capaz de remontar tres bolas de break, al final otro 6-4 y las ventas fue una fiesta para todos los toreros.
